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Cáceres

Botía

botia Titular en el Sporting de Gijón hasta que fue reclamado por la selección sub-20, parece que Preciado le reserva un papel importante en el equipo. Formando de central diestro y ejerciendo de libero, es la referencia del equipo a la hora de organizar la línea y una solución a las pérdidas de posición del otro central, Gregory, gracias a su acierto en las coberturas. Además, su ubicación sobre el perfil diestro potencia su capacidad para sacar el balón, lo que favorece la propuesta futbolística de su técnico. No obstante, su función en la elaboración se limita a la de acompañar la jugada sin asumir ningún riesgo con el balón en los pies. Si bien esto permite evitar las perdidas en zonas comprometidas, limita su incidencia en el juego del equipo. Por su parte, en la selección, donde ha sido titular en el centro de la zaga junto al zaragocista Laguardia, el seleccionador Luis Milla lo ha relegado a un papel muy secundario, encorsetándole en la posición de central zurdo. En lugar de potenciar sus cualidades -como sucede en el Sporting- esta demarcación dificulta su juego natural, dejándole como actor de reparto en lugar de protagonista. Valoración de la cesión: El contexto para el crecimiento de Botía es favorable. Cuenta con un técnico que parece confiar en él y un equipo con una propuesta acorde a sus características futbolísticas. Algo tímido hasta el momento, con el paso de las semanas deberá aumentar su trascendencia en el juego.

En su presentación como nuevo técnico del F.C.Barcelona, Pep Guardiola decía ser consciente de que en un gran club un entrenador no puede pedir tiempo, ya que pese a que todo proyecto necesita un período de crecimiento hasta llegar a su madurez, el día a día en un club grande es muy exigente obligando al equipo a sumar de tres en tres cada fin de semana. Con esta premisa, Pep Guardiola empezó a construir un equipo que garantizase resultados a corto plazo, potenciando sus puntos fuertes, disimulando sus debilidades y tratando de sacar el máximo rendimiento a todas las piezas. El objetivo de esta temporada era el de conseguir crédito, que el equipo transmitiese buenas sensaciones que se ganasen a un entorno que venía de dos años muy convulsos, y a final de temporada estar en la pomada en la lucha por los títulos. El Barça, en el primer año de Pep, debía volver a ser competitivo y poco a poco ir creciendo para edificar las bases de un nuevo proyecto campeón a la altura del de Frank Rijkaard que le precede. El crecimiento más importante deberá producirse a lo largo de la próxima temporada, pero Guardiola se ha encontrado con un regalo en forma de tiempo que puede acelerar el proceso. Los once puntos de ventaja en Liga respecto al segundo clasificado pueden permitir al técnico azulgrana adelantar los tiempos al crecimiento del equipo y aprovechar este margen para abordar determinados campos de mejora.