Un suplente para Alves
Una vez confirmada la presencia de Pep Guardiola, al menos, una temporada más, el F.C.Barcelona podrá empezar a diseñar la planificación de la próxima temporada. Pese al cambio de presidente, la permanencia del técnico indica que en lo concerniente a la primera plantilla, se seguirá la misma línea, por lo que resulta normal que el entrenador y el secretario técnico trabajen en las diferentes operaciones a falta que la nueva junta las ejecute.
En este sentido, y aunque apenas ha transcurrido la primera vuelta de la Liga, en estos meses se ha hecho evidente una de las carencias de la plantilla culé, la falta de un recambio para el lateral derecho. El sustituto natural dentro de la plantilla es Carles Puyol, pero el bajo nivel de Márquez y la lenta adaptación de Chygrynskiy han provocado que el capitán sea una pieza importantísima en el centro de la defensa. Ya en verano sonó la opción del ahora valencianista Bruno Saltor, pero finalmente no existió quórum entre el técnico y el secretario técnico -depende de la versión fue Guardiola quien desestimó la propuesta de Txiki, o éste quien no atendió a la demanda del entrenador-. Fuera como fuese, no llegó ningún refuerzo para esa posición. No obstante, esta temporada parece que reforzar el lateral derecho si será una de las prioridades -siempre y cuando se pueda hablar de prioridad en el fichaje de un suplente-. De aquí al mes de junio varios son los nombres que van a aparecer en los medios, pero en esta ocasión en En un momento dado hablaremos de la que intuimos puede ser la petición de Guardiola, Darijo Srna.
Cómo recuperar la profundidad en ataque
Tras una semana marcada por el revuelo de la renovación de Guardiola, el Barça tendrá el sábado en Zorrilla la oportunidad de dormir a ocho puntos del Madrid trasladando toda la presión a la capital. Por primera vez en mucho tiempo el equipo, como resultado de su eliminación copera, habrá podido disfrutar de una semana entera de preparación sin que los partidos intersemanales rompan la rutina de entrenamiento. A la espera de que vuelva la Champions, Guardiola tendrá en estas sesiones de entrenamiento “extra”, la ocasión perfecta para trabajar aquellos aspectos del juego azulgrana en los que más dificultades están teniendo. En este sentido, desde el inicio de temporada el equipo ha venido sufriendo la presión sobre la salida del balón y las defensas adelantadas de sus rivales. En muchas ocasiones se ha achacado este comportamiento de los equipos a un mayor conocimiento del juego del Barça, y aunque esta apreciación tiene mucho de cierto -resulta evidente que gran parte del éxito del tricampeón se basó en las opciones que brindaba el hecho de que fuese la defensa la que permitiese al equipo salir jugando desde atrás- debe remarcarse como algunos aspectos propios del juego del Barça han contribuido a ello.
El principal problema, y el tema en el que nos centraremos a continuación, es la falta de profundidad en ataque del equipo. Esta temporada el rival se ve menos agredido, por lo que tiene menos dificultades para plantar su línea defensiva lejos de su portero. Con ello, no solo empuja al resto de líneas hacia delante y por lo tanto hace más eficaz su presión sobre la salida de los de Guardiola, sino que juntando las líneas elimina los espacios en los que deberían recibir los hombres de ataque del Barça. Así pues, los defensas, ahora, no solo se ven sometidos a una mayor presión por parte de los rivales, sino que además, disponen de menos opciones de pase o estas conllevan un riesgo mayor de perder la posesión.
Gestionar la derrota
Guardiola: "Es buena señal que al vestuario le afecte, que le afecte perder. Estoy feliz por ello.

Toca reaccionar
A nivel de resultados, el Barça ha comenzado mal el 2010. Dos encuentros saldados con un empate y una derrota ambos en el Camp Nou. En lo que al juego se refiere, el equipo sigue la misma línea irregular de toda la campaña, en la cual apenas en contadas ocasiones ha sido capaz de ofrecer su mejor versión. El primer tramo de temporada venía marcado por la disputa de las tres competiciones que redondearían un año perfecto, lo que alteró la estructura natural de una temporada, obligando al equipo a competir ya durante la primera fase de la misma. El objetivo, y más teniendo en cuenta lo extraordinario de la gesta a que aspiraba el equipo, era el resultado y, por lo tanto, el juego se tornó secundario.
No obstante, como ya comentamos en verano, antes de que el equipo volviese al trabajo, el principal obstáculo que podía encontrarse el Barça de esta temporada a nivel psicológico, era el de equivocar sus objetivos. Nos referimos entonces, a la oposición entre hacer y conseguir para marcar la diferencia entre el trabajo y el motivo de este trabajo. El motivo –la victoria- debe ser siempre aquello que empuje a los jugadores a seguir mejorando, la recompensa a los sacrificios realizados a lo largo de la temporada, pero el objetivo directo del futbolista debe ser el juego. De nada servirá concentrarse en la victoria, pues lo realmente útil es hacerlo en aquello que debe posibilitarla, el juego.