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Guardiola, Klopp y los deberes en vacaciones

Guardiola, Klopp y los deberes en vacaciones

El sábado arrancó oficialmente la temporada del Manchester City con la victoria de los de Pep Guardiola en la Community Shield, en un nuevo episodio del que, seguramente, hoy por hoy sea el enfrentamiento más estimulante que puede ofrecer el fútbol europeo. Aunque en este caso todavía estival y tentativo, los duelos entre los skyblue y el Liverpool de Jürgen Klopp no son sólo la batalla entre dos conjuntos asentados y dirigidos por los dos técnicos más inspiradores de la actualidad, quienes, además, han podido adaptar individual y colectivamente a sus equipos a su manera de entender el juego, sino que, encima, puesto que uno es el máximo adversario del otro en sus objetivos directos, cada nueva línea que citizens y reds incorporan a su libro de instrucciones acostumbra a estar íntimamente relacionada con la naturaleza y virtud de su oponente. Tanto Manchester City como Liverpool crecen alimentándose de su rival.

Desde el punto de vista del equipo de Guardiola, de cara al último capítulo de una serie que presumiblemente protagonizará la temporada, los dos pilares sobre los que se levantó el planteamiento del catalán tuvieron que ver con el primer escalón del juego y con el último. No es nuevo que la salida de balón del City movilice buena parte de las atenciones cuando se miden estos dos equipos, pues en la misma zona del campo coinciden los núcleos que dan origen al juego de unos y otros. El avance de los de Guardiola tejiendo superioridades desde el inicio, frente a la presión que caracteriza a los conjuntos de Klopp. Aún sin Ederson y con Claudio Bravo en su lugar, la apuesta del de Santpedor para superar la primera barrera del Liverpool se sostuvo en dos palancas: la posición del guardameta y la de los laterales.

A propósito de lo primero, el guardameta chileno, en fase de construcción, actuó como un central más adelantándose hasta fuera del área para formar entre Stones y Otamendi (Imagen de la derecha). Siempre interesante contra el cuadro red, al presionar éstos con dos líneas estrechas de tres hombres que pueden encontrar ciertas dificultades cuando tienen que abarcar el eje horizontal del campo al completo, el hecho de que el escalón inicial del juego compuesto por tres futbolistas del City integrara en él a su portero, no sólo impulsó el diferencial golpeo de Bravo para encontrar al compañero liberado tanto en corto como en largo, sino que habilitó un reajuste de las demás piezas que sirvió para armonizar el plan. No en vano, buena parte de las ventajas del equipo skyblue en los tramos en que llevó la iniciativa, bebieron en gran medida de la comodidad de sus estadios iniciales del juego.

En concreto, que Claudio Bravo actuara como una suerte de tercer central en lo relacionado con los primero envíos, liberó de este cometido a Rodri para que el español guardara su posición por delante. El objetivo del Manchester City fue que, a la espalda de la primera línea de presión del Liverpool, siempre aguardara un futbolista citizen, y que éste no fuera ninguno de los dos interiores. De hecho, las veces en las que la formulación de la salida llevó a Rodri al mismo paralelo que Bravo y los centrales, resultó habitual ver a Stones desplazándose hacia arriba para ocupar el teórico espacio del pivote y mantener escalonadas las alturas en un esquema de tres más uno. La importancia de que tanto De Bruyne como David Silva permanecieran adelantados, a menudo a la espalda de los interiores del Liverpool, era doble. Por un lado porque potencialmente podía habilitar líneas de pase por dentro que quebraran la presión red en el pasillo central, y por el otro, y a la postre más patente, porque de este modo mantenían separadas a las dos primeras líneas de presión del rival.

Teniendo en cuenta que al apoyo de uno de los dos interiores del City en zona de inicio le habría seguido el acompañamiento de uno de los centrocampistas del Liverpool, sumar a Silva o De Bruyne en el primer escalón del juego habría supuesto, también, añadir un cuarto integrante a la primera barrera de Klopp y, con ello, posibilitar un mayor alcance de la misma en cuanto a anchura. A diferencia de una primera presión realizada por tres futbolistas, una llevada a la práctica con cuatro habría acercado más a cada una de las piezas exteriores a las posiciones de los laterales skyblue. Y es que la segunda parte de la estrategia de Guardiola a la hora de lograr para su equipo un primer pase seguro, tuvo que ver con el posicionamiento abierto tanto de Walker como de Zinchenko (Imagen de la izquierda). De este modo, y sin que Klopp pudiera mandar sobre ellos a un extremo o a un centrocampista a riesgo de dejar libre, por dentro, a uno de los centrales o de los interiores del City, el de Santpedor buscó la fórmula de sortear uno de los grandes peligros de su adversario.

El posicionamiento de los laterales de Guardiola, eso sí, no fue el mismo en la gestión de los primeros pases que cuando la posesión del City ganaba en altura. Ahí, y ya con Claudio Bravo por detrás de Otamendi y Stones, Kyle Walker tendió a interiorizar su posición para tomar el relevo como tercera pieza en la base del equipo. De todos modos, probablemente el principal motivo de que el inglés no siguiera fijo en el exterior a medida que el juego se acercaba a Bernardo Silva fuera el deseo de construirle una suerte de aclarado al portugués en banda. De cara a la parcela ofensiva, la novedad del planteamiento de Guardiola fue la ausencia inicial de una referencia central clara, en lo que pareció un intento de llevar al capitoste Van Dijk lejos de las batallas donde es más fuerte.

Concretamente, la intención citizen fue llevarse al holandés hacia la banda, ya fuera a través de los desmarques de Bernardo Silva a la espalda de Robertson -suerte en la que el extremo insistió más de lo acostumbrado- o de las irrupciones desde la segunda línea de Kevin de Bruyne entrando por el espacio abierto entre el central y el lateral izquierdo del Liverpool (Imagen de la derecha). Clavado Robertson lo más cerca posible de la cal gracias a la recepción abierta y adelantada de Bernardo Silva, y surtido el luso después de que los arrastres de Walker o De Bruyne limpiaran la diagonal de Stones hacia la esquina, para habilitar con su pierna izquierda el desdoblamiento del belga por el carril del seis.

 

– Foto: Clive Mason/Getty Images

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