
Definir al lateral
En la última jornada de Liga, en El Sadar, tras un flojo primer tiempo Ernesto Valverde buscó la reacción a partir de un cambio que involucró a su lateral derecho. Con la entrada de Ansu por Nélson Semedo no sólo ingresó al campo el joven delantero finalmente goleador, sino que, de la mano, Sergi Roberto movió su posición desde el mediocampo a la defensa. No puede decirse que la sustitución del portugués para ubicar al canterano en banda sea un suceso extraño a lo largo de su trayectoria como culé, pues con la de Pamplona son ya doce las veces en que, saliendo Semedo como titular, el entrenador le ha terminado cediendo el lateral derecho a Sergi Roberto (y otras dos a Alexi Vidal en noviembre de 2017) como medida para mejorar el juego del equipo. No en vano, el papel en ataque de los laterales ha venido siendo fundamental en el ciclo del Txingurri, en tanto que ellos han sido los responsables de encubrir rasgos tan anómalos como la ausencia de referencias abiertas en banda por delante del balón para ensanchar el campo, o la falta de ruptura, profundidad y juego sin balón de los delanteros barcelonistas. Jordi Alba sobre todo, pero también Sergi Roberto, en los Barças más recientes han sido necesarios de otras formas antes que como laterales. Aunque sobre el papel vistieran como tales.
Cabe la posibilidad, sin embargo, de que una maniobra como la de El Sadar tenga esta temporada un significado diferente al que tuvo en años anteriores pues, junto a las incorporaciones, una de las novedades de carácter individual del nuevo curso ha sido la apuesta inicial por Semedo en el lateral derecho del equipo. Bien con la intención de mantener el peso que Sergi Roberto ha tenido en la línea de medios durante el arranque de Liga, o de privilegiar a Nélson en la posición aun con el catalán fuera del equipo. Una posibilidad, esta última, que enmarañaría el lugar de Moussa Wagué en la plantilla ya que en ausencia de un Semedo hipotéticamente titular el entrenador mantendría la carta de Sergi Roberto como recurso tanto en la media como en el lateral; y que el equipo afrontaría con la necesidad de esquivar los problemas que antaño alejaron al portugués del once azulgrana.
Y es que, a pesar de su superioridad en el uno contra uno defensivo y a la hora de corregir corriendo en dirección a su portería, en un tiempo y en un equipo en los que el peso atacante de los laterales ha adquirido rango de protagonista, la escasa creatividad de Semedo con balón y su timidez a la hora de hacer suya -sea desde la circulación, el desborde o la llegada- una orilla derecha tantas veces liberada, suele señalar al luso como el eslabón más débil del ataque barcelonista, cuando no como el alivio que permite a los rivales destinar más esfuerzos a la defensa de otros espacios o amenazas potencialmente más dañinos. En este sentido, la temporada del Barça ha empezado con noticia de carácter táctico, toda vez el tercer curso de Ernesto Valverde al frente de la nave culé a nivel formal no se está pareciendo a ninguno de los dos anteriores. Todavía sin minutos en los pies de Leo Messi, el FC Barcelona 2019-20 ha inaugurado el nuevo curso con una mayor tendencia posicional traducida en la sujeción en amplitud de sus extremos y a la posición adelantada de sus dos interiores. El conjunto barcelonista viene planteando el reparto de zonas cerca del área contraria de forma parecida a cómo dispone el Manchester City a sus jugadores de ataque.
No obstante, si bien las posiciones en mediocampo y delantera se han visito claramente definidas, a diferencia del conjunto dirigido por Pep Guardiola el comienzo de temporada del Barça no ha dado a sus laterales un rol tan marcado como el del resto de piezas. Con las bandas inicialmente ocupadas por los extremos y, con excepción del segundo tiempo de Sergi Roberto ante Osasuna, sin demasiada tendencia hacia el juego interior incorporándose por detrás de los interiores, los laterales culés han guardado un posicionamiento notablemente abierto pero más contenido que en temporadas pasadas. Recordando, en salida de balón, al rol que desempeñó Wagué en el filial de García Pimienta, como apoyo exterior a partir del cual generar la superioridad numérica, liberar la marca de un centrocampista o habilitar la conexión por fuera con el extremo. El senegalés en el papel que le valió el salto al primer equipo, Semedo suplido en ataque por la presencia de un delantero de banda, o Sergi Roberto en disposición de irse hacia dentro para ejercer como cuarto centrocampista, pelearán por una plaza que, hoy por hoy, no tiene ni nombre, ni apellido, ni rostro. Por un lateral derecho pendiente de definir sus funciones.
– Foto: Juan Manuel Serrano Arce/Getty Images