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Sobre laterales e interiores

Sobre laterales e interiores

A lo largo de la última década, en algunas demarcaciones el fútbol ha evolucionado a toda velocidad. Ser portero o central en 2019, por ejemplo, representa un oficio diametralmente distinto a lo que suponía a principios de siglo. Atributos a los que antes se atendía hoy parecen menos relevantes -cuando no accesorios-, y otros que antaño podían considerarse un lujo puntual que distinguía a cierta clase de jugadores como ejemplares especiales, se han convertido en requisitos ineludibles. En una virtud que, si no se posee, elimina. Una de las posiciones que sin duda más han cambiado de un tiempo a esta parte es la de lateral. En su día cumplidores defensores de las dos orillas del campo, a los que se descubría como complementos ofensivos en unos carriles dominados por los extremos, en la actualidad su peso atacante se ha disparado, tanto en lo que respecta al desequilibrio como a la gestión del balón. Son más peligrosos, más creativos y están más involucrados. Son, en definitiva, más protagonistas. Uno de los rostros del cambio, especialmente destacado en los últimos años, es el vínculo directo de estos jugadores con los espacios y las funciones de los centrocampistas, en un puente tendido entre ambas zonas transitado continuamente y de diversas formas.

Recientemente, el fútbol ha descubierto a laterales tan relacionados con la media como los brasileños Dani Alves, Filipe Luis o Marcelo, a interiores como Kimmich, Delph, Sergi Roberto o Zinchenko reformulados en defensores de banda, a laterales incorporándose al mediocampo por dentro y no a lo largo del carril, y a otros como Lahm, Alaba, Guerreiro, Guardado o Fabinho encontrando una nueva ubicación partiendo desde la medular. El último capítulo de esta fértil relación parece ser la tendencia, cada vez mayor, a que algunos interiores, cuando su equipo inicia el juego, desplacen la posición a un espacio de banda entre el central y el lateral del campo. De Jong, Kroos, Illarramendi, Fabián, Canales o David Silva abanderan o han representado una nueva inclinación que no hace más que subrayar el vínculo creciente entre dos demarcaciones que, aunque siempre se han visto de cerca, hoy dialogan más que nunca. Si durante mucho tiempo la relación más estrecha de los laterales fue con un central o con un extremo, hoy su trabajo se ha hermanado con el centro del campo. Con el objetivo de seguir el rastro de esta nueva conceptualización de los laterales en el fútbol actual, de conocer sus causas, sus implicaciones y sus particularidades, acudimos a Eder Sarabia (entrenador y miembro del cuerpo técnico de Quique Setién en Betis y Las Palmas), Adrián Cervera (entrenador de la Unión Deportiva San Pedro) y Luis Cembranos (ex-jugador de Barça, Espanyol y Rayo Vallecano, y actual entrenador del Leganés B).

 

La salida y la presión: el nuevo paradigma

Como buena parte de la evolución que de un tiempo a esta parte viene cambiando al fútbol europeo, probablemente el origen de esta nueva tipología de laterales tenga que ver con el incremento de la importancia de la salida de balón en la construcción de los equipos. Por un lado porque, al igual que ha sucedido con guardametas y centrales, ha privilegiado perfiles capaces de sumar sacando la pelota jugada desde atrás, y, en segundo lugar, porque a medida que los rivales han ido desarrollando su trabajo en la presión los equipos han tenido que buscar espacios alternativos hacia los que orientar su avance. En este sentido, Eder Sarabia explica que “para una buena salida de balón es fundamental crear superioridades” y que por eso, en el Betis, “muchas veces nos fijábamos en cómo nos presiona el rival, para intentar encontrar sus debilidades a partir de ahí“.

En una línea similar se manifiesta Adrián Cervera cuando analiza cómo “el hecho de que en la última década se intentara generar superioridad a través de los centrales ha llevado a que los rivales prioricen el acoso agresivo sobre primeros pases interiores, de modo que los espacios han pasado a estar en zonas laterales“. Por eso, continúa Adrián, “se ha perdido aquel perfil de lateral ‘cumplidor’ de antes. Ahora, o eres creativo en salida o te proyectas en ataque como un extremo. Si no es muy difícil asentarse en un equipo top“.

De sus explicaciones se desprende, pues, que en este caso no ha sido tanto la aparición de un nuevo tipo de lateral el que ha generado unos caminos nuevos al fútbol, sino que ha sido la evolución del juego la que ha reclamado a un tipo de jugador distinto siendo fuente de nuevas soluciones, tal y como resume Luis Cembranos comentando que “cada vez hay más calidad en esos puestos a la hora de sacar el balón jugado porque cada vez el balón pasa más tiempo en los pies de los jugadores que ocupan esos espacios. Cuanta más calidad tengan, más posibilidades tiene su equipo de ser protagonista“. 

 

Interiores reconvertidos en laterales

A pesar de que los intentos por adaptar centrocampistas creativos a la posición de lateral son un recurso más contemporáneo -con ejemplos que van desde Kimmich a Zinchenko, pasando por Sergi Roberto, Benjamin Henrichs, Fabian Delph o hasta Saúl Ñíguez- que propio de unas épocas en las que lo más común era llegar a la demarcación tras un origen como extremo, no puede decirse que se trate de un fenómeno falto de antecedentes. A mediados de los noventa, por ejemplos, en la Liga española, el Barça de Johan Cruyff lo aplicó a propósito de figuras como las del multiusos Eusebio Sacristán o de un Luis Cembranos que, tras crecer en posiciones más adelantadas, asomó la cabeza en el primer equipo como lateral derecho. El futbolista nacido en Suiza, de hecho, incluso llegó a participar como titular en un partido de Copa de Europa en Old Trafford, en el perfil derecho de una zaga que completaban Koeman, Abelardo y Sergi Barjuán. “El objetivo era tener una mejor salida de balón. A diferencia que como centrocampista, al jugar como lateral podía tener más visión del campo y jugar de cara en el inicio de la acción“, recuerda quien después volvería de nuevo al mediocampo ya en las filas del Espanyol y del Rayo Vallecano.

A la hora de entender el motivo de que lo que entonces fue un ejercicio más aislado y puntual hoy, cada vez más, haya adquirido tintes de tendencia, Adrián Cervera vuelve a hacer mención a la importancia de la presión adelantada, y a cómo ésta está provocando un proceso según el cual el pase adquiere más valor en la defensa a la vez que la conducción lo adquiere en la línea de medios: “Es el pase en defensa el que ha provocado la aparición de la presión adelantada, y ésta, cuando es superada por el adversario, la que permite la conducción de los jugadores de zonas interiores. Cuando el rival te presiona alto y logras salir, tu ataque se convierte en un contraataque. Esto lleva a que los gestores del juego aparezcan en primera línea, y a que en el medio cada vez haya más regateadores y conductores“. Esta importancia del pase en los integrantes de la defensa para explicar la transformación de interiores en laterales también la subraya Cembranos cuando señala que “si eres un centrocampista jugando de lateral puedes tener ventaja para iniciar la jugada, ya que en principio tienes más calidad y capacidad de encontrar líneas de pase, y además una perspectiva más amplia del terreno de juego porque normalmente juegas de cara“. 

 

Laterales en zona de interiores

La relación abierta que hoy en día se establece entre los laterales y los interiores, sin embargo, no es un trayecto en una única dirección, sino que del mismo modo que cada vez es más frecuente observar a teóricos centrocampistas encontrando acomodo como zagueros externos, también lo es ver a laterales que se incorporan hacia el interior cuando sus equipos tienen la posesión. Se trata de una variante especialmente identificada con los conjuntos dirigidos por Pep Guardiola, pero que poco a poco encuentra seguidores en un mayor número de equipos. “Como Francis tiene buena salida de balón podíamos ponerlo por dentro” recuerda Sarabia a propósito del Betis de Quique Setién, “esto nos permitía tener un centrocampista más y con eso conseguíamos una superioridad numérica por dentro. También es una forma de fijar al rival en el centro para habilitar bastante fácil el pase del central al extremo“.

A propósito de la capacidad de esta variante para encontrar abiertos a los extremos, después de limpiar con el movimiento fuera-dentro del lateral la oposición del delantero de banda rival, Adrián Cervera tira del hilo y comenta que, en los últimos años, “la ubicación de laterales por el interior nace del proyecto de Pep en Múnich, y de la necesidad de mantener abiertos a los extremos para aprovechar al máximo el desborde de Coman, Costa y, por supuesto, Robben y Ribery“. No obstante, Adrián además comenta como un aspecto clave las implicaciones defensivas del ajuste: “Dada la poca capacidad de Götze y Müller para mantenerse como interiores, Pep se vio obligado a buscar una solución para proteger al mediocentro y que el rival, tras robo, no pudiera correr por el interior“, algo que en el Bayern lograría utilizando por dentro a Lahm, Alaba o Juan Bernat, y que ahora en el City reproduce con Walker, Mendy o Zinchenko.

Luis Cembranos también valora la contribución defensiva que pueden aportar los laterales activándose para la transición ataque-defensa desde una posición interiorizada, cuando comenta que no sólo “son jugadores con mucha riqueza táctica y con salida de balón” sino que añaden “físicos ágiles, rápidos y con un tren inferior bajo que permiten presionar rápidamente al rival cuando el equipo pierde la posesión, desde una altura del campo donde si recuperas es fácil que puedas hacer daño al contrario“. Por último, Adrián Cervera incorpora como una cuestión muy interesante de esta variante el hecho de que, ocupando con los laterales el teórico espacio de los interiores, éstos puedan adelantar sus posiciones, lo que permite a sus equipos “ubicar entre líneas a regateadores o a jugadores menos capacitados para la gestión pero con un sentido de la llegada desde segunda línea muy desarrollado“. 

 

Interiores en zona de laterales

Quizá la tendencia más reciente de la dinámica originada entre las demarcaciones de interior y lateral sea la proliferación de centrocampistas que, sin dejar de serlo, en determinados momentos del juego se desplazan a uno de los flancos de la defensa para participar en el inicio de la jugada. Toni Kroos en el Real Madrid, Frenkie de Jong antes en el Ajax y ahora en el FC Barcelona, Asier Illarramendi en la Real Sociedad, en ocasiones los interiores del Manchester City, o Fabián y Sergio Canales en el Betis de Quique Setién son algunos de sus testimonios más claros. “A veces buscábamos meter a los centrocampistas en una posición entre central y lateral, sobre todo cuando jugábamos con cuatro atrás, porque son futbolistas que, en teoría, tienen más calidad y pueden tenerlo más fácil sacando el balón” explica Eder Sarabia, quien además analiza cómo “muchas veces con el pase no puedes progresar. Quizá te está sirviendo para atraer al rival a una zona del campo, pero luego puedes necesitar una conducción para superar líneas. Eso a menudo te lo puede dar un futbolista como Fabián o como Sergio Canales si buscas su perfil bueno para que salgan hacia dentro con toda la perspectiva del campo“.

Para el segundo entrenador de Setién, un aspecto muy relevante en este tipo de situaciones es el intento de desigualar numéricamente frente a la presión del oponente, de modo que “si el rival presiona hombre a hombre a centrales y laterales, el acercamiento de un centrocampista te desiguala, porque su pivote o bien no sale tan lejos a seguirle, o, si sale, te abre mucho espacio delante de su defensa“. Del mismo modo, para Adrián Cervera la caída de uno de los interiores a la teórica zona del lateral resulta una variante, por lo general, más interesante que la popular salida lavolpiana que consiste a retrasar al mediocentro hasta que éste quede ubicado entre los dos centrales: “me parece que perder la referencia del mediocentro en el eje trae más desajustes que ventajas, debido a que obligas a un interior a hacer las funciones propias de un pivote y a que, como se suelen proyectar mucho los dos laterales a la vez, el mediocentro debe tener mucho autocontrol a la hora de leer cuándo abandonar esa primera línea“.

Algo está cambiando en la relación entre laterales e interiores. 

 

 

– Foto: Matthias Hangst/Bongarts/Getty Images

Comments:8
  • Gerson Castro 13 agosto, 2019

    Conceptualmente buenísimo!
    Al final el uso de estas variantes va a depender de los jugadores con los que uno cuenta.
    Me interesa mucho saber como trabajan estas variantes en los entrenamientos.

    Con respecto a la variante del interior en zona del lateral agrego 2 ejemplos más: Yoshimar Yotún en la selección peruana y “Nacho” Fernández en el River del “Muñeco” Gallardo. Thomas Tuchel también lo intentó con Sebastian Rode en el inicio de su segunda temporada en el Dortmund, pero duró pocos partidos.

    Saludos.

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  • Jos 31 agosto, 2019

    Es que la figura del lateral extremo, que llega por sorpresa y genera el desequilibrio tras el penúltimo pase (máxima expresión en Jordi Alba) ya es de sobra conocida y se han generado recursos defensivos para paliar esa desventaja. Sin embargo el tener laterales que ofensivamente están en los puestos de interior, o al menos uno de ellos mientras el del otro perfil amenaza con conducción y rotura al espacio, es mucho más difícil de gestionar defensivamente porque los interiores, si son rápidos de movimientos, van a poder girar y encontrarse en 3/4 con una referencia, dos extremos, el otro lateral… Y sobre todo, es un movimiento ganador en la presión tras pérdida: como bien comentas los laterales son ágiles y con gran tren inferior, y posibilitan a que tú medio centro defensivo pueda achicar sin miramientos.
    Al final el fútbol es constante evolución, lastima no haber vivido los 70s y 80s para ver cómo se fueron definiendo otras demarcaciones

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