
Pedri, la llave de Koeman
Este fin de semana, contra el Betis, el Barça sumó su décimo partido oficial a las órdenes de Ronald Koeman. Diez encuentros que a pesar de ser una muestra escasa, ya han contenido hasta tres etapas diferenciadas de los inicios del proyecto del neerlandés. La primera, desde el debut liguero hasta el clásico, vino marcada por la insistencia del técnico tanto en los nombres como en los perfiles y los mecanismos, probablemente pensando en establecer lo más rápido posible una base sobre la que, a continuación, trabajar el desarrollo del equipo. La segunda fue el duelo ante el Real Madrid, un encuentro que a nivel general funcionó como paréntesis, con un planteamiento por parte de Koeman inédito hasta entonces y que el entrenador no ha repetido después, pero que en lo particular señaló la decisión que definiría la tercera -y por el momento la última- etapa del camino de su nuevo Barça: el abandono por parte de Leo Messi de la punta de ataque. Contra los de Zidane, el argentino se ubicó de partida en la mediapunta. Con un compañero en el carril central situado por delante, trabajando contra los zagueros y generándole a Leo espacio para la recepción y el giro; y manteniendo las alas activadas mediante el uso de dos atacantes más externos que El Diez. Tres piezas a partir de las cuales agrandar la zona por donde fluye la libertad de Messi.
Sin embargo, como el mediocampo del Barça 2020-21, con dos futbolistas en la primera altura (el doble pivote) y sólo uno en la segunda (el pivote), amenazaba con dejar demasiado solo a Leo en tres cuartos de campo, volcando sobre el capitán todas las atenciones del rival y limitándole los apoyos interiores para la combinación, en el equipo de Koeman la tercera etapa del arranque de competición se ha caracterizado por la búsqueda por parte del neerlandés de un tercer centrocampista que pueda hacer las veces se segundo mediapunta compartiendo el espacio de Messi. Un papel que, sin Coutinho, ha representado Pedri. Así ocurrió inmediatamente después del clásico, en Turín, nuevamente con Leo en la mediapunta y Pedri ejerciendo de falso extremo desde la izquierda para sumarse al carril central por delante de Frenkie de Jong y delegando la amplitud de la banda en Jordi Alba. Con el lateral izquierdo vestido de extremo en ataque, Dembélé abriendo la orilla contraria, Sergi Roberto como tercer central y Griezmann por delante de la pareja Messi-Pedri en ataque, el Barça firmó la que por ahora ha sido su mejor actuación del curso.
El plan de Turín, no obstante, no contó con Ansu Fati, probablemente el jugador en mejor forma en el comienzo de temporada culé y, seguro, su delantero más profundo y agresivo e los últimos metros. El delantero perfecto para empujar hacia atrás a las defensas contrarias y, de este modo, abrirle el balcón a Messi. Desde la punta izquierda, como más habitualmente ha pretendido Koeman, u ocupando el centro como contra el Real Madrid. Después de Turín llegó Vitoria, y el intento de Koeman de sumarlo todo. Dembélé en la derecha, Ansu en la izquierda y Griezmann moviéndose por delante de un Messi que, sin Pedri, volvió a quedarse aislado. La mejoría en el juego que experimentó el Barça durante el segundo tiempo en Mendizorroza insistió en la misma dirección: Koeman recurrió de nuevo a Pedri como segundo mediapunta, a costa de un doble pivote intermitente que se dibujaba y desdibujaba dependiendo de si De Jong ocupaba el mediocampo o la defensa.
Quizá por eso, en Champions contra el Dinamo de Kiev, Ronald tanteó una alternativa. El enganche nominal sería el canario, y el rol de segundo mediapunta lo representaría Messi acudiendo al centro desde la banda derecha. Dest se encargaría de ella, con Griezmann y Ansu repitiendo, respectivamente, en el centro y el extremo izquierdo. En esta ocasión, la prueba del técnico se descubrió especialmente vulnerable en la banda derecha, sin cobertura a la espalda de un lateral reclamado como extremo, y sacando a banda a Gerard Piqué con más frecuencia de lo que necesitan tanto el central como la estructura defensiva del equipo. Así las cosas, el sábado contra el Betis, Koeman volvió a Turín, y con Ter Stegen, Piqué y Busquets donde entonces estuvieron Neto, Araújo y Pjanic, dio descanso a Messi y le entregó la posición de Leo a Griezmann para poder introducir a Ansu Fati en la ecuación que tan buen resultado le dio contra el conjunto de Andrea Pirlo. Con balón, un 1-3-2-2-3 / 1-2-3-2-3 en el que Sergi Roberto pudiera crear la superioridad como tercer central o subiendo a la derecha de Busquets, en el que De Jong impulsara a Jordi Alba en ataque y ejerciera de colchón a su espalda abriendo su posición hacia la izquierda, en el que el lateral izquierdo fijara la amplitud de su carril, Dembélé luciera su versión más pasionalmente responsable en la derecha y Ansu mezclara apoyos y desmarques por delante de una doble mediapunta.
*Muévete sobre la imagen con el deslizador.
Aromas de los primeros Barças de Ernesto Valverde y de Quique Setién, pero con los 17 y 18 años de Pedri y Fati corriendo entre el centro y la banda izquierda las distancias que, en otro tiempo, tuvieron que recorrer Iniesta, Luis Suárez, Rakitic o Arturo Vidal. A medio camino entre el interior, la mediapunta y el extremo el canario, y entre el extremo y la punta el canterano. Una receta que le permitió al Barça estirar por los tres carriles sin dejar de doblar su presencia en tres cuartos de campo por delante de Sergio Busquets y De Jong. Aprovechando la atracción de los mediocentros sobre la presión del Betis para recibir con Pedri y Griezmann a la espalda del centro del campo bético. Yendo de fuera hacia dentro el primero, y acudiendo a la zona del interior derecho el segundo, liberado de la pelea con los centrales y resiguiendo el camino de migas de pan que acostumbra a dejar Messi cuando es el argentino quien ocupa ese puesto.
De todos modos, a pesar de algunos tramos de fluido y dominante juego ofensivo, y de una adecuación posicional bastante armónica de sus piezas, no le salió redondo el plan a Koeman. En primer lugar, porque el perfil derecho de su defensa volvió a sufrir, atacado por Alex Moreno y Tello, muchas veces en dos contra uno contra Sergi Roberto por la falta de retorno de Dembélé durante el primer tiempo, y con Sergio Canales y Sanabria fijando las coberturas de Busquets y Piqué. Y en segundo lugar, por la lesión de Ansu Fati, la última tecla de su pretendida composición. Sin él, salvo una inesperada apuesta por Braithwaite, su receta deberá buscar la profundidad desde las bandas, o bien pedirle a Griezmann o a Messi una fijación en primera línea que, sobre el papel, se antojará forzada.
– Foto: David Ramos/Getty Images y JOSEP LAGO/AFP via Getty Images
Andrés 8 noviembre, 2020
¿Podría Trincao jugar ese papel? Mi sensación es que para abrir el campo por derecha , su tendencia a recortar hacia dentro nos genera embudo. Yo querría que lo probase de delantero o abriendo por la izquierda. ¿Cómo lo ves?
David Fernández Martínez 8 noviembre, 2020
¿No te encajaría Riqui en ese papel tan “Iniestesco” de Pedri? A mí es que me parece un papel casi a medida para él. NO te digo como titular indiscutible pero si como recurso en partidos atascados o como rotación en según qué partidos. Partiendo desde el perfil que más le gusta (el izquierdo) y para desempeñar esa función de tercer centrocampista buscando la espalda de los pivotes rivales, que es donde más luce el canterano.
No entiendo por qué razones está contando tan poco para Koeman cuando es una pieza que dota al Barça de dinamismo, calidad asociativa y gran interpretación del juego, como se vio cada vez que participó el año pasado.
Iniesta10 9 noviembre, 2020
Me sabe muy mal la lesión de Anssu. A su edad es demasiado pronto para tener problemas de menisco. Me duele en el alma.