
De Jong a su aire
Una de las medidas más evidentes que ha tomado Xavi Hernández tras la baja de Pedri y de las derrotas sufridas por el equipo sin el canario, ha sido otorgarle a Frenkie de Jong más libertad de la que le ha concedido a ningún otro jugador desde que se sienta en el banquillo del Barça. Lo que se apuntó ante el Mallorca, ayer contra el Betis quedó claramente confirmado, con un De Jong totalmente liberado de las ataduras posicionales de la cuadrícula culé. En Sevilla, no fue extraño ver al neerlandés arrancar la jugada en la base cerca de Dani Alves en el perfil derecho, y terminarla junto a Gavi próximo a la zona del extremo izquierdo, después de haber cruzado con balón al lado de Sergio Busquets (Imágenes abajo). Pese a partir sobre el papel en la demarcación de interior derecho, Frenkie no tuvo una posición asignada de manera fija. En la historia del juego de posición del Barça no es un hecho extraño que un futbolista haya recibido el privilegio de poder saltarse la rectitud que se le reclama a los demás. Laudrup en el Barça de Cruyff, Rivaldo -a su manera- en el de Van Gaal, Ronaldinho en el de Rijkaard o Messi en el de Guardiola y Luis Enrique son los ejemplos más claros.
Cuando se han dado estos casos, sin embargo, el conjunto barcelonista ha acogido la autonomía de una de sus piezas recurriendo a dos reglas. La primera es que cuando el futbolista abandona la parcela que le corresponde en la pizarra, otro compañero debe ocuparla para no dejar un vacío. Stoichkov, Bakero o Txiki Begiristain llegando al área desde la banda o la segunda línea, Phillip Cocu desmarcándose hacia la banda desde el interior, Gio o Silvinho subiendo hacia el extremo, Pedro y Villa llegando al remate, o Rakitic asumiendo zonas de extremo en la banda derecha han sido alguno de los mecanismos principales que han empleado los diferentes técnicos del Barça para cumplirla. El de Xavi contra el Betis para compensar los recorridos libres de De Jong tuvo la cara de Dani Alves, quien desde su teórica posición de lateral derecho asumió en numerosas ocasiones el espacio y las labores del interior derecho del equipo (Imágenes abajo). La medida, no obstante, escondía un doble filo, ya que al tiempo que involucraba el talento con balón del brasileño en el centro del campo, también le dificultaba al veterano lateral la tarea de cerrar su banda. Contó para ello con la imprescindible ayuda de Ronald Araújo, mastodóntica figura en el centro de la zaga culé, que se impuso de forma clara a Borja Iglesias en su particular batalla y le sobraron fuerzas para auxiliar en los duelos de sus compañeros.
La segunda regla que históricamente ha seguido el Barça cuando le ha dado libertad de movimientos a una de sus piezas es la necesidad de vaciar el lugar de destino del jugador para que la posición de los futbolistas no termine siendo redundante. Que antes de que él llegue, alguien se haya ido. Los movimientos al espacio del 6 o el interior izquierdo en el Dream Team, la previa desocupación de la mediapunta en el Barça de Van Gaal y Rijkaard, o los intercambios posicionales de Messi con Pedro y Rakitic a las ordenes de Guardiola y Luis Enrique, como réplica a los movimientos de Leo, Ronaldinho, Rivaldo o Michael Laudrup. Esta es la regla que no cumplió el Barça en el Villamarín a propósito de la libertad de acción que Xavi le permitió a De Jong. El neerlandés apareció en la parcela de Busquets con Sergio todavía presente en ella, y llegó al interior izquierdo sin que Gavi lo hubiese despejado. Fue una de las razones del atasco azulgrana en ataque. La discontinua ocupación de los espacios, el desatino de Ferran Torres y el gran partido de Guido Rodríguez colapsaron el carril central, dificultaron el despegue de Memphis en el fuera-dentro desde la izquierda, y entregaron el juego de ataque barcelonista a un Dembélé que combinó la superioridad ante su marcador con el desacierto resolviendo la acción.
Para agitar el avispero Xavi recurrió a su particular triple A de delanteros, la que forman Aubameyang, Adama y Ansu. El primero mejoró desde la punta la coordinación y el acierto de apoyos y desmarques, el segundo matizó la orilla derecha del Barça, y el tercero volvió a demostrar un vínculo inaudito con el gol adelantando a su equipo en una de sus primeras intervenciones. Si la A de Araújo fue clave en defensa y las de Ansu, Aubameyang y Adama le sirvieron al Barça para revitalizar su ataque, el definitivo gol de la victoria llevó la firma de otras dos: la de Alves y Alba. Uno asomando su técnica y visión de juego a la frontal, y el otro midiendo los tiempos para atacar la espalda de la zaga verdiblanca y ajusticiar al meta Rui Silva. La A de Alba, Alves, Araújo, Adama, Aubameyang y Ansu. Un símbolo doble que sirve tanto como metáfora de un nuevo comienzo como para recordar que a este Barça, ya de Champions, todavía le falta prácticamente el alfabeto entero.
– Foto: CRISTINA QUICLER/AFP via Getty Images
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