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Un gol en cuatro partidos

Un gol en cuatro partidos

El verano del FC Barcelona ha sido generoso en llegadas. Hasta siete caras nuevas cuenta la plantilla culer, con Robert Lewandowski, Raphinha y Koundé como máximos exponentes del salto de nivel pretendido por la dirección deportiva del club en el último mercado. Además de todos ellos, sin embargo, Xavi tiene este curso tres “fichajes” más llamados a cargar con un peso destacado en la suerte del equipo. En primer lugar, Ansu Fati, tras dos cursos castigado por las lesiones, aguarda ya una oportunidad para hacerse con un lugar en una delantera llena de nivel y competencia; también Pedri, más ausente la pasada campaña de lo que tanto Koeman como Xavi habrían deseado, ha arrancado el curso como director de la medular, asentado en el interior izquierdo y ganando protagonismo cerca de Sergio Busquets; y finalmente Ter Stegen, sin lugar a dudas una de las noticias más positivas del arranque liguero del Barça.

En las últimas temporadas, el alemán no solo había estado lejos del nivel que él mismo había ofrecido como guardameta del Barça y que le valió para ser considerado uno de los metas más decisivos del continente, sino que su rendimiento también salía mal parado en la comparación con el resto de guardametas con los que competía su equipo. Donde el conjunto azulgrana venía contando con una fortaleza, pasó a tener una debilidad. Una debilidad que, dado el peso de su demarcación y el impacto de sus actos en el marcador, no solo tenía una influencia individual visible en el empeoramiento del germano en aspectos tales como la potencia, la reacción, el posicionamiento o la colocación, sino que, por contagio, también afectó al equilibrio emocional y futbolístico de la zaga. Con la sensación de fragilidad en la portería y la losa que en muchos momentos le supuso al equipo empezar los partidos por detrás en el marcados, a la zaga se le reconocieron comportamientos demasiado forzados, nerviosos y descompensados. En contraposición a todo esto, el gran inicio de temporada de Marc-André ter Stegen ya le ha servido al Barça para evitar en tres ocasiones que el primer gol del encuentro fuera el del contrario, y para serenar el juego de su línea defensiva. La zaga culer ha pasado de defender la portería a defender la jugada.

Anoche, en Sevilla, la actuación de Ter Stegen resultó fundamental para explicar la victoria visitante por un doble motivo. Primero porque, en el tramo inicial de dominio local, fue la carta que permitió al Barça sobrevivir sin ver comprometida la portería; y segundo porque la figura del portero fue clave para que los de Xavi lograsen darle la vuelta a un guion que, sobre el papel, favorecía al cuadro de Lopetegui. El plan del entrenador sevillista pasó por ordenar a su equipo en un 1-4-3-1-2 que, como la Real Sociedad en Anoeta, dibujaba un rombo en la línea de mediocampo con Gudelj en el ancla, Isco en la mediapunta y Jordán y Rakitic ocupando los interiores. La estrategia de Julen en gran medida pivotaba alrededor del tres contra tres que configuraba su planteamiento en la primera línea del Sevilla tanto en ataque como en defensa, emparejando a los dos puntas (En-Nesiry y Lamela) con la pareja de centrales culer y a Isco con Sergio Busquets (Imagen arriba).

Con la pelota para los azulgranas, la igualdad numérica por dentro debía empujar la salida de balón barcelonista hacia los costados, donde los locales podían aliarse con la línea de banda para lograr una recuperación peligrosa o forzar el error del rival. Con el esférico en poder del Sevilla, por su parte, el plan pasaba por castigar la zona de Busquets, aprovechando la sujeción de los centrales del Barça en la cobertura, para las llegadas de Isco a la espalda de Sergio o las recepciones del malagueño a los costados del capitán barcelonista (Imagen arriba a la izquierda). Fue una situación que los visitantes ajustaron con el paso de los minutos matizando el rol defensivo de sus laterales. Inicialmente sin la referencia de un atacante de banda y muchas veces lanzados hacia el mediocampo por Rakitic y Jordán, tanto Koundé como Balde pasaron a poner menos atención en la posición de los interiores del Sevilla y más en las caídas de los puntas hacia la banda. Así limitó el Barça las salidas de Araújo y Eric hacia los costados, controló la separación entre ambos, y permitió que con Koundé o Balde emparejados con uno de los delanteros, uno de los dos centrales quedara libre para lanzar la cobertura hacia la zona del pivote. Lo hizo sobre todo Araújo (Imagen arriba a la derecha), recuperado como apagafuegos desde la demarcación de central, aprovechando las vigilancias de Koundé sobre En-Nesiry para barrer la zona en la que el Sevilla pretendía activar a Isco.

– A la izquierda, el mapa de calor de Pedri en lo que llevamos de temporada. A la derecha, sus mapas en la 20-21 y la 21-22 (vía Sofascore)-

En cuanto a la construcción del juego, para sobreponerse a la presión hispalense el Barça empezó a encontrar a Koundé y a Pedri, el galo desde su posición de lateral inicial, y el canario participando abajo o invadiendo en la zona de Balde para llevar más seguridad con el cuero hacia una de las zonas que el Sevilla le concedía al Barça en el inicio de la jugada. La clave de los movimientos de Pedri hacia la banda o hacia la base de la jugada, sin embargo, fue que en el sistema de persecuciones individuales diseñado por los locales liberó una enorme zona a la espalda del mediocampo sevillista para Robert Lewandowski (Imágenes abajo). Con Dembélé, Balde y Pedri estirando a Jordán, Gudelj y Montiel, el polaco disfrutó de una cómoda plataforma de despegue en la mediapunta izquierda. Entonces es cuando volvió a constar la figura de Ter Stegen, en esta ocasión jugando el balón con los pies, para llevar el esférico a Lewandowski superando las líneas del rival.

– Gráfico vía Whoscored-

Fue el paso previo para que Robert lanzara y dirigiera las transiciones del Barça, jugando con los centrales, aclarándole los caminos a Dembélé y a Raphinha, y potenciando las llegadas de Gavi. El canterano, uno de los nombres propios de la noche, sobresalió en este contexto de espacios abarcando mucho campo, siendo clave en la presión y la disputa, protagonista con balón y lúcido en los desmarques para hacer fluir los ataques. La reacción del Sevilla llegó tarde, ya con dos goles de desventaja y con el tercero a la vuelta de la esquina. Buscó Lopetegui un nuevo escenario a través de un sistema con tres centrales que por un lado diera pie a unos emparejamientos más naturales en la presión, y que por el otro pudiera distraer a Koundé y a Balde con la proyección de los carrileros para volver a aclarar el tres contra tres de En-Nesiry, Lamela e Isco contra Araújo, Eric y Busquets. Antes de comprobar la eficacia de la propuesta, Eric García sentenció el encuentro haciendo justicia a su partido y a su arranque de temporada. En un equipo que ha incorporado a Koundé y a Christensen, y que conserva a Araújo y a Piqué, su rendimiento actual lo convierte en un fijo.

 

– Foto: David Ramos/Getty Images

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