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El otro cuarto centrocampista

El otro cuarto centrocampista

Era 1971 y el Bayern de Múnich visitaba el campo del Hannover condicionado por las bajas en defensa. Udo Lattek, por aquel entonces técnico del conjunto muniqués, ante la necesidad pensó en Paul Breitner, uno de los centrocampistas del equipo, para ocupar el lateral izquierdo. “Yo nunca quise ser lateral. Me repugnaba. Los laterales eran tipos duros que sólo tenían que marcar a un rival sin más derechos que defender“, confesaría Breitner, quien esquivó aquella puntual condena saliéndose del guion. Ocuparía la posición de lateral, pero jugaría como el centrocampista que era:Yo interpreté el puesto a mi manera. Udo Lattek dijo que nunca vio a nadie jugar tan bien en esa posición“. Medio siglo después, en el fútbol de nuestros días la relación entre el lateral y el mediocampo parece más estrecha que nunca. Lateriores, centrocampistas reconvertidos en laterales, laterales que asumen funciones que antaño correspondían a los protagonistas de la zona media, o pivotes e interiores que en determinados momentos del juego acuden a los costados de la zaga son una realidad ya integrada con normalidad en las posibilidades del fútbol de primer nivel.

Causas hay muchas: la popularidad del 1-4-3-3 que descarga a los laterales de la obligación de abrir el campo por banda, el espacio que se libera a los costados del mediocentro debido a la mayor tendencia a adelantar la posición de los interiores, o la voluntad generalizada de incrementar el control y la presencia de futbolistas en el mediocampo son algunas de ellas. Quizá la más relevante de todas, no obstante, tenga que ver con el espacio. En el fútbol se compite por el balón y por el espacio, y en esa disputa los laterales tienen la posibilidad de moverse por zonas más difíciles de dominar para los rivales. Están demasiado lejos y demasiado abiertas, de modo que llegar a ellas con la máxima potencia suele significar conceder otros espacios más peligrosos. En el paradigma actual, definido a partir de la lucha entre la salida de balón y la presión adelantada, la del lateral es la zona en la que resulta más cómodo recibir la pelota. Por eso, quién sea el futbolista que reciba en ella y, por lo tanto, sea el beneficiario de esa mayor comodidad a la hora de jugar el cuero, es algo que puede llegar a marcar la diferencia. Como lo hizo Joao Cancelo en el Manchester City de Pep Guardiola, siendo uno de los actores principales de alguno de los títulos ligueros levantados por los citizens a las órdenes del de Santpedor. Un lateral, a veces derecho y a veces izquierdo, con el que ganar una pieza creativa y de enorme impacto en el juego ofensivo, desde zonas a las que a los adversarios les costaba mucho llegar.

Un lateral de cierta anarquía, a quien Guardiola sólo puso una condición: usar a Ilkay Gündogan como semáforo. En su mejor temporada como skyblue, actuando por banda izquierda, Joao representó diferentes papeles y ocupó zonas del campo distintas en función del juego del alemán. Si Ilkay aparecía en la base de la jugada, cerca del mediocentro, para ganar control en los primeros pases y seguridad en la transición defensiva, el espacio del portugués era la banda, proyectándose por fuera para mandar al extremo hacia la mediapunta. Si, en cambio, era Gündogan el encargado de habitar la frontal del área, el extremo debía permanecer en la orilla y, en este caso, era Cancelo quien, desde el lateral, dibujaba diagonales hacia dentro para instalarse cerca de Rodri como un centrocampista más. Un lateral a pierna cambiada, con desborde, imaginación en el pase y facilidad en el golpeo para activar a los delanteros. Personalidad, iniciativa, determinación, desborde y creatividad son algunos de los aspectos que definen el juego del nuevo lateral del Barça, y también son virtudes que al conjunto de Xavi no le sobran. Tras la salida de Dembélé, elemento capital en el plan de juego del entrenador de Terrassa el curso pasada, y a la espera de que el talento de Lamine Yamal escriba su propia historia, Xavi necesita jugadores que rompan la baraja. Que se salgan del camino marcado.

Joao Cancelo lo es, aunque no por ello su incorporación deja de ser un reto para el técnico. En primer lugar, porque en su caso sacar al genio de la lámpara no es fácil. De verdad, de verdad, sólo lo ha logrado Guardiola y no durante un periodo prolongado de tiempo. En segundo lugar, que Cancelo incorpore al Barça un extenso ramillete de nuevas posibilidades tácticas significa, también, que aquello que el portugués propone es algo que el conjunto culer no ha estado utilizando. Joao es una invitación a cambiar. A hacer que el plan evolucione. Con la llegada del ex del City, Xavi contará con un perfil de lateral diferente. El último campeón de Liga distinguía en su sistema a dos tipos de lateral muy diferente. En la izquierda, un lateral largo, de mucha presencia ofensiva por banda, que tanto con tres delanteros como con cuatro centrocampistas terminaba siendo la pieza encargada de asumir la amplitud del costado, libertando bien al extremo izquierdo o bien al mediapunta de ese sector para que pudieran acudir a la frontal del área. Una pieza clave en el dispositivo táctico azulgrana, representada por Alejandro Balde, y que desde hoy tendrá un reemplazo de mayor autosuficiencia en ataque de lo que proponía la alternativa de Marcos Alonso. En la derecha, por su parte, la apuesta más habitual fue para un lateral vestido de tercer central. O, dicho de otra forma, para un central actuando en el lateral. Jules Koundé o Ronald Araújo. Un futbolista con el que formar un primer escalón de tres hombres por detrás del mediocentro, apoyado en la amplitud que sí daba el extremo de su banda para influir en el carril central.

El mejor Cancelo, por su parte, partiendo desde el lateral no es ni el que se convierte en extremo ni el que hace las veces de tercer central, sino el que interioriza su juego para introducirse en el mediocampo. Por eso, para el Barça su incorporación es la posibilidad de mantener su apuesta por los cuatro centrocampistas, pero sin renunciar a formar con tres delanteros. De sumar un cuarto integrante en la zona media no desde el extremo izquierdo, sino desde el lateral derecho, apoyándose en el reparto de tareas entre laterales y extremos que ordena Xavi en cada costado. Así, si de la misma manera que, por la izquierda, el trabajo de Balde en amplitud le permitía al equipo interiorizar al extremo sin dejar de activar la orilla, el hecho de que el extremo derecho sea el más exigido a la hora de jugar por fuera facilita que su lateral pueda moverse más libremente entre la banda y el carril central. Acompañando a Frenkie de Jong si el neerlandés juega como pivote único, o empujando a Pedri, Gavi o Gündogan hacia la frontal del área. Siendo el otro cuarto centrocampista de Xavi, pero desde el lateral.

– Foto: PAU BARRENA/AFP via Getty Images

Comments:2
  • Castor Duran Barreiro 3 septiembre, 2023

    Me encanta el artículo, yo creo que será desde aquí donde el Barça pueda crecer. Cancelo permite naturalizar muchos jugadores y esto es un intangible que a día de hoy vale mucho dinero.

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    • Ricard Boada 3 septiembre, 2023

      Has añadido el único punto que no toca el artículo: cómo además permitirá naturalizar las posiciones de los jugadores. A partir de ahora una dupla de centrales Araújo-Koundé puede convertir la zaga en azero puro. Además, esta dupla de centrales que sabe correr hacia atrás y a campo abierto permitirá adelantar la zaga y facilitar la recuperación en campo contrario. De poco a poco a Xavi le están trayendo las piezas ideales para los puestos clave, vamos a ver si trabajan duro en los entrenamientos para implementar los nuevos recursos tácticos disponibles.
      Por cierto, el otro Joao (Félix) es un melón por abrir, parece clara su ubicación en el campo, pero un análisis en EUMD sería una lectura muy apetecible 😉

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