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Juntar a Álex Collado y Riqui Puig

Juntar a Álex Collado y Riqui Puig

Aunque la parte más extensa y triunfante de su carrera la desarrolló principalmente en la orilla izquierda del campo, bien como extremo o bien como interior, Iniesta, 4 de nacimiento, empezó a ser importante en el primer equipo desde la banda derecha. Siendo el más joven de la rotación, en el Barça que Rijkaard dirigía desde el banquillo y que desde el campo abanderaban Ronaldinho, Eto’o, Deco, Xavi, Márquez, Puyol o Víctor Valdés, Andrés jugaba donde aparecían minutos sin dueño. Más allá de bajas puntuales, donde con más frecuencia se daban era en el extremo diestro, demarcación reservada a un Ludovic Giuly de características muy diferentes al de Fuentealbilla pero a quien el paso de los minutos solía hacer mella, resultando, por ello, uno de los habituales y más tempranos substituidos. Desde la derecha, a veces yendo hacia el centro a modo de falso extremo para convertirse en un cuarto centrocampista, otras regateando por fuera y otras sumando asociación en el perfil débil de aquel conjunto a través de la sociedad con el interior más próximo a su posición, Iniesta consiguió un espacio.

Fue después, a golpe de partidos y rendimientos, cuando se mudó casi definitivamente al otro lado del terreno de juego, convertido ya en referente histórico a la hora de posicionarse a la espalda del mediocampo rival para esperar el balón, girarse, sortear contrarios y acelerar la jugada. Más vertical y agresivo con el balón en los pies, y con más regate que su socio favorito Xavi Hernández, a diferencia de lo que ocurriría con el egarense el juego de Iniesta se potenciaba a pierna cambiada. Quizá un anticipo de lo que vendría después, en una época, la actual, en la que el desarrollo de las presiones adelantadas provoca que cuando el primer pase sale limpio de los pies del portero, los centrales o el mediocentro, a sus receptores -normalmente los interiores- se les descubra un escenario más dado a la conducción con metros por delante que al reposo.

Así le ocurre a uno de los dos futbolistas de este perfil que tiene el Barça B, Riqui Puig, quien acostado en el interior izquierdo y cada vez más relacionado con la recepción lateral, saca a relucir su cortante velocidad, su habilidad en el slalom y su paciencia esperando el pase entre líneas, con tal de romper la línea de medios del adversario. El otro, Álex Collado, sin embargo, es un caso peculiar. Sorprendente. Futbolista todavía más de tres cuartos y frontal del área que Riqui Puig, mediapunta zurdo de balón al pie muchas veces convertido en falso extremo, su afinidad con el perfil izquierdo del campo y la comodidad de su fútbol a pierna natural, transcurre de forma casi improcedente con los tiempos actuales. Pudo mostrarlo ayer en el estadio Johan Cruyff, en un empate del filial que, no obstante, durante la primera media hora de partido dejó ver la versión más brillante de los de García Pimienta en lo que va de curso. Situado en el extremo izquierdo que habitualmente fue suyo la temporada pasada, el cambio de banda de Collado con respecto a anteriores partidos tuvo que ver, fundamentalmente, con el regreso de Carles Pérez al segundo equipo culé, pues el juego del delantero sí siente una mayor dificultad para mezclar la amplitud con las diagonales cuando su pierna buena le invita a salir por fuera.

Además de la participación de Carles Pérez, los otros dos grandes condicionantes del once -dejando a un lado el relevo forzado en la portería- también estuvieron muy relacionados con el juego y la nueva ubicación de Collado en el Barça B 2019-20. En el centro de la zaga, García Pimienta no pudo contar con Jorge Cuenca por lesión, lo cual, siendo el madrileño el central más hábil del equipo sacando el balón y su lateral más próximo -Akieme- el menos participativo en los primeros pases, agrandó la influencia de Riqui Puig en esta fase del juego. Desde el perfil izquierdo del mediocampo, y muchas recibiendo por detrás tanto del mediocentro como del lateral a modo un un tercer central a la izquierda de Araújo y Mingueza, el comportamiento del interior fue la tecla que activó el reparto posicional del carril. Akieme se liberó para ir hacia arriba y sujetar la amplitud de la banda, permitiendo la aparición de Collado por dentro en el espacio liberado por Riqui, y conectado en vertical con el Matadepera.

La otra noticia en el once del filial fue que, ausente Abel Ruiz, Hiroki Abe repitió una jornada más como falso nueve, esta vez con mucho más éxito que las anteriores. Cayendo hacia la izquierda por delante de Collado, del mismo modo que éste caía por delante de Puig, y apoyado en las diagonales sin balón de Carles Pérez a la hora de compensar la movilidad del punta fuera del área, el japonés intercambió posición y recorridos con sus compañeros cercanos de forma tan grácil como ordenada. Como el equipo durante sus mejores tramos de la tarde, se movió al son de Riqui Puig y Álex Collado.

– Foto: Víctor Salgado – FC Barcelona

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