
La delantera asimétrica
Aunque lo parezca, entrenar a los mejores no necesariamente es una tarea fácil. A menudo, los mejores los son, también, por ser más especiales que el resto. Para ellos no siempre valen las fórmulas y las recetas que sirvan para los demás. Supeditarlos a un molde es limitarlos, de modo que el reto de sus entrenadores pasa por encontrar nuevas formas de encaje para potenciar sus enormes virtudes, fuera de los márgenes conocidos. Leo Messi es un caso claro del desafío que representa guiar los pasos de los mejores, pues el argentino, como antes ocurriera con Di Stefano, Pele, Cruyff o Diego Armando Maradona es un futbolista no adscrito a ninguna demarcación, cuyo fútbol crece desde la luz de su talento y no desde el molde al que otros dieron forma. Potenciarlo para aprovecharlo al máximo, pues, no pasa por encontrarle la posición, si no por encontrarle el sitio. Al respecto, la dificultad para los encargados de enfrentar un desafío que será recompensado con creces, está en dar con el camino que permita aproximar al argentino todos y cada uno de los factores que contribuyen a agigantar su juego y sus puesta en escena sobre el césped. La última solución de Ronald Koeman, y la que mejores perspectivas han arrojado sobre la apariencia del Barça y de su mejor futbolista, ha consistido en el dibujo de una línea de ataque asimétrica. Curiosamente la misma idea a la que en su día también acudieron Ernesto Valverde y Quique Setién. Algo tendrá el agua cuando la bendicen.
A diferencia de lo que ocurrió con los dos anteriores inquilinos del banquillo culé, que optaron por la delantera asimétrica como primera opción después de aterrizar en el Camp Nou, el trayecto de Koeman ha sido más gradual. Como si el conjunto de certezas acumulado durante estos meses de competición lo hubiesen lanzado irremediablemente a sus brazos. La constatación de que Messi agradece la movilidad de un delantero por delante de su posición que le agrande los espacios donde recibir el balón; que la alternancia con un segundo futbolista entre líneas le alimenta la asociación en corto y le proporciona un relevo cuando abandona su parcela; que contar con tres centrocampistas en el equipo reduce su volumen de aproximaciones a la zona del mediocentro; que su pase diagonal se entiende especialmente bien con un elemento de profundidad en la banda izquierda; y que, en la medida que un compañero estire el campo desde la orilla derecha, tanto su espacio como su comodidad se incrementan. El 1-4-3-3 asimétrico que utilizó el Barça durante la última jornada de Liga sobre el papel lo junta todo. Abre en banda derecha a un Dembélé al que Koeman está domando como extremo más o menos clásico, sitúa dentro al teórico atacante izquierdo para jugar por delante del 10, ocupa el carril zurdo con las punzantes llegadas de Jordi Alba, y sitúa a Pedri a medio camino entre el interior, la mediapunta y el extremo, en el punto exacto para que el canario se relacione a la vez con la pareja De Jong – Busquets y con Leo Messi.
Con el mediocentro catalán más fijo en la zona del pivote y Frenkie abarcando mucho terreno, yendo desde la base de la jugada hasta el área rival, probablemente la principal diferencia táctica que mostró el Barça en Granada con respecto a lo que intentaron antes Valverde y Setién se localizó en el lateral derecho. Y es que, con Sergi Roberto, ambos técnicos optaron por apoyarse en el carácter externo del atacante derecho para darle al lateral un matiz más interior. Formando como una suerte de tercer central a la hora de iniciar el juego e incrustándose en el mediocampo cuando el balón lograba salir. Quizá por eso en los duelos contra Athletic Club y Granada el Barça repitió con la presencia de Sergio Busquets a la altura de los centrales en el nacimiento de la acción. Unas veces situado entre Óscar Mingueza y Samuel Umtiti, y otras situándose a uno de los dos lados de la pareja. Ciertamente, y a pesar de que la desocupación del mediocentro pueda generar situaciones de riesgo como la que precedió el primer gol del Athletic en San Mamés, el ajuste le está generando varias ventajas al juego del Barça.
Por un lado, rompe de partida la opción de un posicionamiento paralelo de Sergio y De Jong, permitiéndole además al neerlandés aparecer abajo para recoger el primer pase y llevarlo hacia arriba. En segundo lugar, la amplitud del primer escalón cuando en él se integra un tercer jugador facilita que el lateral pueda proyectarse en ataque desde los primeros momentos de la jugada, y que lo haga de tal manera que la distancia entre su posición y la del central sea menor que cuando a su espalda sólo esperan dos jugadores. Teniendo en cuenta que con la idea de la delantera asimétrica el lateral izquierdo es el futbolista más relacionado con la ocupación de la banda en ataque, la medida cobra especial sentido en relación a las funciones que se le asignan a Jordi Alba. Finalmente, se trata de una fórmula a través de la cual el Barça está creando escenarios de dos contra uno en los costados con relativa facilidad. A través de la salida en conducción de uno de los centrales para atraer al delantero de banda del adversario, y dejando solo al lateral contrario frente al extremo y al lateral culé. Así, en San Mamés, los de Koeman aprovecharon estas situaciones sobre todo a partir del triángulo formado por Lenglet, Jordi Alba y Griezmann. En Granada, en cambio, la búsqueda se orientó hacia la derecha, con Mingueza o Busquets por detrás de Dest y Dembélé.
Con el duelo ante los de Diego Martínez resuelto desde muy pronto, del segundo tiempo barcelonista cabe rescatar los minutos de Riqui Puig y de Francisco Trincao, que entraron en sustitución de Pedri y Dembélé. Se antojan como las soluciones más claras de Koeman para replicar el papel de los titulares cuando éstos necesiten un recambio, en dos papeles muy relevantes del sistema. Uno, el del centrocampista adelantado que al mismo tiempo forma triángulo con otros dos medios y pareja con Leo Messi; y el otro, el del extremo derecho que permite que cada una de las demás piezas ocupen su lugar. Las dos posiciones que han hecho que Koeman pueda ordenar al equipo. Las que también le han hablado al entrenador neerlandés del 1-4-3-3 asimétrico con un delantero en el costado y dos en el centro.
– Foto: JORGE GUERRERO/AFP via Getty Images