
Historia de un lateral
Al Barça de Xavi le están costando muchas. Le está costando el ataque posicional debido al posicionamiento que asumen sus jugadores, a las distancias que se abren entre ellos y a la falta de soluciones individuales o colectivas para revertir ambas cuestiones. Le está costando el ataque con espacios, pues habitualmente al menos dos de sus tres delanteros buscan más el balón al pie que al espacio y no gozan de una velocidad que les otorgue ventajas con metros por delante. También le está costando presionar arriba, ya que su desempeño en ataque no le facilita alcanzar unas posiciones favorecedoras a la hora de apretar al rival después de perder la pelota. Y también le está costando defender en su propio campo, como consecuencia de algunos cambios estructurales que ha incorporado en su zaga.
Ya el curso pasado al equipo azulgrana le costaban algunos de estos aspectos, pero entonces el conjunto de Xavi contó con un par de soluciones a las que agarrarse para competir y sacar resultados en una Liga que terminaría siendo suya. En primer lugar, el Barça de la temporada anterior sí tenía en la presión una de sus fortalezas, capitaneada por un Gavi menos lucido que cuando ha actuado más atrás pero vital para guiar al equipo en la recuperación. Una presión que al campeón de la 2022-23 le servía como medida de contención, pero sobre todo como una alternativa para su ataque, esquivando desde el robo sus dificultades para derribar el muro rival desde el ataque posicional. La segunda fortaleza competitiva culer tuvo que ver con su solidez defensiva en el área, encarnada en este caso por un Ter Stegen infranqueable y por una zaga formada en su versión de gala por Koundé, Araújo, Christensen y Balde absolutamente dominadora en los duelos. Una zaga de cuatro que, sin embargo, acogía a tres centrales, y cuyo equilibrio se ha puesto en duda este curso a partir de los cambios en el lateral derecho.
En esta posición tuvo el Barça la temporada pasada una doble ventaja. Ubicar en banda a un central reconvertido le permitía contar con un futbolista más por detrás del balón, gozar de mayor autoridad en los duelos defensivos y, dado el perfil técnico de Jules Koundé, generar ventajas con el cuero, tanto iniciando desde atrás con un primer escalón de tres hombres como a la hora de hacer llegar el balón al extremo derecho en disposición de encarar a su par. Explicaba Ricardo La Volpe, padre de la salida desde atrás que lleva su nombre, que a la hora de repartir los roles de los centrales él prefería que los perfiles más técnicos se ubicaran por fuera. De este modo consideraba el argentino que podía atraer mejor al rival hacia las bandas, dar amplitud a sus ataques y, en consecuencia, crear espacios por dentro. Para Xavi, tener a Koundé en el lateral era la forma de estirar al sistema defensivo contrario hasta la esquina, de manera que si salía a defenderle un jugador interior el Barça generaba hombres libres en el centro, mientras que si salía a taparlo una pieza exterior aislaba al lateral izquierdo rival en su posterior duelo ante el extremo.
A propósito del lateral derecho culer, esta temporada el primer cambio llegó con el aterrizaje en Barcelona de Joao Cancelo, un futbolista llamado a multiplicar las posibilidades creativas del equipo pero que, al mismo tiempo, tensionaba el perfil que habían venido utilizando los azulgranas en la demarcación. Un lateral ofensivo, con alma de mediapunta, donde sólo unos meses atrás habitaba un lateral que se seguía sintiendo central. Un cambio en la forma de jugar y de ocupar el campo que, combinado con el papel ofensivo de Balde en la otra banda, en muchos momentos ha obligado al Barça a cerrar sólo con dos defensores donde antes tenía tres, y a sufrir más que antaño a la hora de contener los contraataques del rival.
La segunda modificación que ha sufrido el lateral derecho culer esta temporada es que, cuando la apuesta de Xavi es regresar a una estructura más similar a la del curso pasado y ubicar en la banda a un central reconvertido, el elegido no ha sido Koundé sino Araújo. El impacto defensivo del uruguayo es hoy uno de los más potentes del mundo. Una ventaja estratégica que puede utilizar su técnico para asegurar la zona del campo que más le interese, y que en más de una ocasión lo ha llevado a ubicarse en el lateral para anular a un extremo especialista en el desequilibrio. Ocurre que cuando el reto no es este, perder a Araújo como central es perder mucho. De entrada es alejar del carril central a la barrera más sólida de la zaga barcelonista. También dificultarle la salida, pues tratándose de un defensor menos claro iniciando el juego sufre cuando la línea de cal le elimina, de partida, uno de sus dos perfiles, lo cual repercute tanto en la capacidad del Barça para construir ventajas desde atrás como en su capacidad para hacer llegar el cuero con ventaja al extremo.
Es lo que ocurrió ayer ante el Alavés de Luis García Plaza, en un partido que en realidad fueron dos. Uno con Araújo en el lateral y Koundé actuando como central, y el otro con las posiciones de ambos intercambiadas. El primero se saldó con ventaja de un gol para unos visitantes que bien pudieron sentenciar el duelo en media hora de juego con dos o tres tantos más, horadando el centro de la zaga barcelonista a partir de la abrumadora victoria de Samu Omorodion ante Koundé. Un primer partido en el que tantas dificultades tuvo el galo para detener al delantero babazorro como problemas tuvo Araújo para hacer valer con la pelota la libertad que su adversario le concedía. Cuando el cuero llegaba al uruguayo, el Alavés no lo defendía a él, sino a Fermín, Gündogan o Lamine, sumando ayudas a la defensa de futbolistas más peligrosos.
Si el primer partido fue uno en el que el Barça pudo encajar tres o cuatro goles en media hora, el segundo fue uno en el que se podría decir que los culers prácticamente no podrían haber recibido ninguno en más de una hora de juego. Araújo, como central, anuló la ventaja que tenía el Alavés en la posición de Samu, y dibujó un duelo en el que el Barça no podía encajar. Un Barça más parecido al de la temporada pasada a nivel de discurso. Espeso cerca del área rival y sin un juego de ataque brillante, pero que afrontaba un encuentro en el que sólo podía marcar él. Lo hizo, además, gracias a dos de las cuestiones que más había extrañado en la primera media hora de juego: la intervención ofensiva de su lateral derecho y la capacidad de alguno de sus delanteros para atacar los espacios y girar a la defensa rival. Después de que Araújo y Koundé intercambiaran sus posiciones, al Barça le siguieron costando muchas cosas, pero no todas.
– Foto: LLUIS GENE/AFP via Getty Images
Ricard Boada 16 noviembre, 2023
Ya no estamos ni en una primera media temporada de adaptación, ni en una primera temporada completa donde pueden faltar algunas piezas clave en algunas posiciones. Xavi ya lleva dos temporadas al frente del equipo. Y parece que este equipo solo puede mostrar su potencial cuando tiene a todos los jugadores importantes sobre el césped. Es cierto que jugar sin Pedri y sin De Jong, que por desgracia han estado alejados de los terrenos de juego durante demasiado tiempo, es un lastre que pesa mucho. Pero sería de esperar que el equipo mostrara SOLUCIONES COLECTIVAS. No ser capaces de sacar el balón desde atrás porque no está De Jong con sus conducciones, no ser capaces de mantener la calma en tres cuartos de campo porque falta la lucidez de Pedri, perder las posesiones en los finales de partido cuando el rival decide ir al ataque y tener que sufrir porque no te empaten ante ataques avasalladores de equipos muy inferiores…
La sensación que tengo, a estas alturas, es que Xavi tiene una idea muy clara de como le gustaría que jugara el equipo, pero que no se trabaja suficiente en los entrenamientos. Pienso esto porque hay un discurso muy definido y se dispone de jugadores de indudable calidad, pero durante los partidos uno acaba diciendo el penoso “es que no jugamos a nada”.
Me encantaría que Xavi me hiciera tragar mis palabras y que el equipo empiece a mostrar conceptos asimilados, automatismos y capacidad de poner en práctica de manera efectiva el tan comentado juego de posición.