Vilanova

Por primera vez desde que Ronaldinho abandonó Barcelona, el costado más fuerte del equipo no es el de Messi. El Barça de Leo empezó jugando casi en medio sector, el derecho, cuando a la llegada de Guardiola se edificó todo sobre el triángulo Alves-Xavi-Messi. Después el argentino pasó al centro, y con el movimiento ese carril se convirtió en el epicentro donde pasaban las cosas. Fue el momento del triángulo Xavi-Iniesta-Messi. Ahora sucede algo insólito, pues el lado fuerte lo definen Alba, Cesc e Iniesta. ¿Quiere decir eso que Messi ya no es el jugador franquicia? Para nada. El argentino sigue siendo el hombre más importante y la explicación de todo o casi todo lo que sucede sobre el césped. Pero el escenario ha cambiado y no precisamente a peor.

Cambia la película y el escenario, pero se mantienen los actores. Al menos la mayoría. Barça y Málaga trasladan su disputa a la Copa del Rey con el Camp Nou de fondo para el duelo de la ida. No parten de cero, el partido de Liga es el punto de partida. En La Rosaleda ambos midieron fuerzas y más allá del resultado, se impuso bastante claramente la sensación de superioridad azulgrana. El Málaga salió a jugarle al Barça, a competirle de tú a tú, pero ahora, una vez confrontadas las miradas, el planteamiento cambia. 

Cuando un equipo juega como jugó el Barça ayer ante el Espanyol, poco o nada puede hacer el rival para evitar la avalancha. Esto no quita, sin embargo, para que haya decisiones que, lejos de dar un soporte extra ante lo que se avecina, supongan algo así como un tiro en el pie para los propios intereses.

   

Prefacio: Las dos caras de una decisión perfecta

  Al finalizar la temporada pasada el F.C.Barcelona tuvo que enfrentar una situación que esperaba que nunca llegara. Pep Guardiola, tras cuatro años entrenando al primer equipo y uno al filial, decidía parar, detenerse, subir a la superficie a respirar. Se avecinaba un momento traumático, la creación de una frontera entre un pre y un post. Prácticamente todo el mundo coincidía en que la decisión sobre su sustituto debía ahondar en la senda de la idea y el modelo que Pep había llevado a la excelencia, pero todo el mundo, también, daba por sentado con resignación que se iniciaba un nuevo ciclo. Sin embargo, la dirección deportiva sorprendió con una decisión genial: la designación de Tito Vilanova, asistente de Guardiola, para tomar las riendas del equipo. No sólo se subrayaba por partida doble la idea y el modelo, sino que además, con la decisión tomada, se calmaban los temores escenificando una continuidad en el proyecto insospechada dada la situación. Transitar sin desplazarse. El equipo empezaba un proceso de renovación, pero se conseguía diluir la incertidumbre, la sensación de cierre de un momento histórico, de paso a una nueva etapa, de pérdida traumática. La suficiencia como técnico de Tito Vilanova la conocían los de dentro, los encargados de tomar la decisión. De su capacidad para llevar el vestuario, tras cuatro años siendo mano derecha de Guardiola, pocas dudas podía haber. El vestuario estaría con él. Era “uno de los nuestros”.

El período de transición ha terminado: el Barça postXavi -pero con Xavi- ya está aquí. Se imponía la necesidad del cambio ante las cada vez más notorias dificultades del de Terrassa para tiranizar desde el ritmo bajo.  Guardiola fue el primero en darse cuenta y tampoco tardaron mucho los rivales. Vilanova y el propio Xavi también lo sabían, pero se lo escondieron al equipo. Primero, amparados en la leyenda de Messi, con un esquema que diese protagonismo al egarense y después mediante la convivencia de dos ritmos con el pretexto de la coincidencia de Xavi y Cesc en un mismo once. Hasta ayer. El partido ante el Atlético de Madrid seguramente sea un punto de inflexión. El Barça de Vilanova ya anda solo. O mejor dicho, vuela.

El Atlético de Madrid es un rival más peligroso en las fechas señaladas que en el largo recorrido. Teniendo en cuenta que hablamos del segundo clasificado y de un conjunto que lleva sumados 37 de 45 puntos posibles en Liga, esto nos da una idea de la dimensión del rival al que se medirá el domingo el F.C.Barcelona. Dos nombres propios para explicarlo: en el campo Radamel Falcao y en el banquillo Diego Pablo Simeone. Es su Atlético de Madrid, un equipo del que todo el mundo espera el momento en que desfallezca, pero con ya media Liga disputada, ese momento no llega, y es el único conjunto que le aguanta el ritmo de puntos al Barça. De pronto, si consigue la victoria en el Camp Nou se pondrá a tres puntos de los de Tito.

Los puntos perdidos por el Madrid le están viniendo de perlas a Tito Vilanova para desarrollar su proyecto. Primero vino la fase de prueba, con un sistema para sumar de tres en tres y rotaciones constantes para activar a todos los futbolistas disponibles. Tras el clásico, con un importante colchón de puntos llegó el momento de crecer en lo táctico y consolidar el once. Así, hemos alcanzado los últimos coletazos de 2012 y parece que Tito ya tiene su once, a la espera de recuperar la mejor versión de Dani Alves en el lateral derecho. Cesc Fàbregas es uno de los elegidos, y si antes se veía como un problema su incursión en el once, ahora lo es su ausencia. Por lo pronto, no volverá hasta 2013, y se perderá, al menos, los duelos ante Atlético de Madrid y Valladolid. El de Arenys estaba siendo uno de los jugadores más importantes del Barça, una vez a su inspiración individual se ha unido el encaje en el esquema táctico. Para reemplazarlo, tres nombres y dos opciones. Alexis Sánchez, David Villa y Thiago Alcántara, y las posibilidades de retornar a Iniesta al interior o de seguir contando con el manchego en la posición de falso extremo izquierdo.

Es evidente que Iniesta es mejor jugador cuando hace de interior que de extremo. También que el propio Andrés lo prefiere. Puestos a partir de la banda, la mayoría estaríamos de acuerdo en que lo más indicado es que la demarcación de extremo sea eso, un punto de partida, y que permita a Iniesta abandonar la posición para pesar por dentro. Este año está Jordi Alba, y si de interior izquierdo juega Cesc, todo parece propicio para que se produzca este movimiento. Sin embargo, desde la baja de David Villa, ya son dos partidos consecutivos -Spartak y Levante- que Iniesta partiendo del extremo, no matiza su rol, sino que tiene funciones de extremo. Este rol de Iniesta más extremo clásico que a la mayoría nos haría fruncir el ceño, ayer ante el Levante fue una de las claves del partido que permite al Barça seguir líder y situarse a 11 puntos del Madrid de Mourinho.