Entrenadores

El Atlético de Madrid es un rival más peligroso en las fechas señaladas que en el largo recorrido. Teniendo en cuenta que hablamos del segundo clasificado y de un conjunto que lleva sumados 37 de 45 puntos posibles en Liga, esto nos da una idea de la dimensión del rival al que se medirá el domingo el F.C.Barcelona. Dos nombres propios para explicarlo: en el campo Radamel Falcao y en el banquillo Diego Pablo Simeone. Es su Atlético de Madrid, un equipo del que todo el mundo espera el momento en que desfallezca, pero con ya media Liga disputada, ese momento no llega, y es el único conjunto que le aguanta el ritmo de puntos al Barça. De pronto, si consigue la victoria en el Camp Nou se pondrá a tres puntos de los de Tito.

Los puntos perdidos por el Madrid le están viniendo de perlas a Tito Vilanova para desarrollar su proyecto. Primero vino la fase de prueba, con un sistema para sumar de tres en tres y rotaciones constantes para activar a todos los futbolistas disponibles. Tras el clásico, con un importante colchón de puntos llegó el momento de crecer en lo táctico y consolidar el once. Así, hemos alcanzado los últimos coletazos de 2012 y parece que Tito ya tiene su once, a la espera de recuperar la mejor versión de Dani Alves en el lateral derecho. Cesc Fàbregas es uno de los elegidos, y si antes se veía como un problema su incursión en el once, ahora lo es su ausencia. Por lo pronto, no volverá hasta 2013, y se perderá, al menos, los duelos ante Atlético de Madrid y Valladolid. El de Arenys estaba siendo uno de los jugadores más importantes del Barça, una vez a su inspiración individual se ha unido el encaje en el esquema táctico. Para reemplazarlo, tres nombres y dos opciones. Alexis Sánchez, David Villa y Thiago Alcántara, y las posibilidades de retornar a Iniesta al interior o de seguir contando con el manchego en la posición de falso extremo izquierdo.

Es evidente que Iniesta es mejor jugador cuando hace de interior que de extremo. También que el propio Andrés lo prefiere. Puestos a partir de la banda, la mayoría estaríamos de acuerdo en que lo más indicado es que la demarcación de extremo sea eso, un punto de partida, y que permita a Iniesta abandonar la posición para pesar por dentro. Este año está Jordi Alba, y si de interior izquierdo juega Cesc, todo parece propicio para que se produzca este movimiento. Sin embargo, desde la baja de David Villa, ya son dos partidos consecutivos -Spartak y Levante- que Iniesta partiendo del extremo, no matiza su rol, sino que tiene funciones de extremo. Este rol de Iniesta más extremo clásico que a la mayoría nos haría fruncir el ceño, ayer ante el Levante fue una de las claves del partido que permite al Barça seguir líder y situarse a 11 puntos del Madrid de Mourinho.

Desde hace años, resulta difícil encontrar un campeón de la Champions League que no tenga un gran portero bajo palos. Pero no sólo eso. Grandes porteros hay varios -aunque menos de los que debería- y es lógico imaginar que los mejores formen parte, también, de los mejores equipos, y por lo tanto máximos candidatos al título. Para ganar la Champions, además de un gran portero, necesitas que esté inspirado. Que te salve puntos y, sobre todo, eliminatorias en la competición de clubs más exigente. Casillas, Kahn, Van der Saar, Víctor Valdés, Julio César, Cech...éste último demostrando que un gran guardameta puede hacer campeón a un mal equipo. Seguramente el último en saltarse la norma fue el Liverpool de Benítez con Dudek, que eso sí, hizo mucho más que salvar una eliminatoria para su equipo.

Desde hace ya dos temporadas el Barça no es intratable, es mortal. Se le puede hacer sufrir, dañarlo. Arriesgar ante los azulgranas ya no es un suicidio, pero tiene a Messi. Y esta coletilla que muchas veces sirve como explicación a un resultado, hoy bien podría servir para analizar el planteamiento de Unai Emery. El ex del Valencia salió con un 4-4-1-1 que quería defender arriba. No demasiado agresivo en la presión pero si con voluntad de que el juego se situase lejos de su portero para estar más cerca de la contra. Vilanova, por su parte, sorprendía renunciando a una de sus máximas: la presencia de dos extremos abiertos. Con Tello fuera de la convocatoria, y Villa y Deulofeu en el banquillo, el técnico juntaba en el once a Xavi, Cesc e Iniesta. Andrés partió como falso extremo, pero si en el interior lo acompaña Cesc, sufre menos cuando juega en banda. Si Iniesta se acerca a la media, Cesc es profundo, si el manchego se cierra sobre la mediapunta, el catalán se escora al costado. 

El equipo va cambiando. El Barça de Messi nació dando un peso tiránico al sector derecho donde se juntaban Márquez, Alves, Xavi y Leo. En la izquierda, Abidal cerraba, Henry golpeaba e Iniesta era el segundo foco que diversificaba la atención de los rivales. Cuando Leo  pasó al centro el peso de ambos perfiles tendió a igualarse, y ahora, como ya se empezó a apuntar la pasada temporada, parece que la banda izquierda va convirtiéndose en el sector principal. La pérdida de protagonismo de Alves o Xavi, la incorporación de Jordi Alba, Cesc...y en el horizonte Neymar.

El Barça de Vilanova encaja más que el de Guardiola. Recuperar algún vestigio de la seguridad de antaño, es el paso que necesita Tito para dar una vuelta de tuerca más a su equipo. Poder proyectar a ambos laterales, empujar a los extremos a pisar área y permitir así un escenario de mayor comodidad a Leo Messi. Someter al adversario que hoy ya no sufre tanto defendiéndose de los azulgranas. Nada de esto es posible si el equipo no siente que tiene las espaldas cubiertas. 

(El comienzo asusta) El filósofo alemán Theodor Adorno, en un célebre ensayo sobre la figura de Ludwing van Beethoven, introduce la idea de estilo tardío para hablar de las últimas producciones del compositor. Desde entonces, se trata de un concepto ligado al estudio de determinados compositores y que más allá del ámbito musical, recorre la historia de otras disciplinas artísticas. No vamos a reivindicar aquí ese espacio para el fútbol. Para unos funciona como una ciencia, para otros como un arte, todo nos vale. Lo que sí es innegable es la fuerza y singularidad creativa de alguno de sus protagonistas. Y de eso sí hablaremos. De la naturaleza de la creación y del proponer cuando el final se roza con un aliento. Y lo haremos de la mano de dos de los talentos creativos más grandes que nos ha dado el fútbol, Zinedine Zidane y Johan Cruyff, y créanme que impone.