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Valencia C.F.

Al igual que el Barça, el Valencia estrena técnico, y como los azulgranas, en la ciudad del Turia no esperan muchos cambios en la manera de proceder del nuevo míster con respecto a su antecesor. Incorporaciones como las de Joao Pereira, Guardado o Cissokho, se sumarán al nuevo al nuevo técnico para tratar de consolidar al Valencia como el mejor de "la otra Liga" y, sobretodo, tratar de dar un paso al frente en Champions League. Hasta ahora, en los dos partidos que ha disputado el Valencia en Liga, Mauricio Pellegrino ha repetido once. Diego Alves parece ser el elegido por el argentino para defender el arco. El ex del Almería es un portero que destaca por sus reflejos e intuición en el uno contra uno y su increíble nivel de acierto a la hora de atajar penaltis. Sin embargo, tiene notables lagunas a la hora de mandar sobre su área, pues se trata de un portero que gusta de vivir prácticamente bajo el travesaño. Su lectura de los tiempos en las salidas es bastante deficiente, por lo que en un terreno de juego de las dimensiones del Camp Nou y ante pasadores como los azulgranas, esto puede suponer un problema para el Valencia.

El verano de 1993 Romario se incorporaba Barça de Johan Cruyff. El Dream Team empezaba a cambiar. Por la limitación de tres extranjeros en el once, Laudrup perdía peso, y cada vez más la defensa de tres se tornaba de cuatro con la entrada de Nadal en un rol de "medio-central". La superioridad en la media era innegociable, así que el damnificado era uno de los atacantes. El 3-4-3 mutando hacia el 4-4-2. La banda derecha en ataque era para las llegadas desde atrás de Ferrer o Amor y la movilidad de Hristo, mientras que en la izquierdo la protagonista era la permuta de posiciones. Las posiciones de partida en ese perfil, situaban a Stoichkov decantado hacia la cal, Txiki como interior y el jóven Sergi Barjuán como lateral. Con el balón en juego, el búlgaro trazaba la diagonal hasta el interior del área -una zona que antaño le liberaba Laudrup y que ahora compartía con Romario-, Txiki se abría para ocupar esa banda ahora desocupada, y el velocísimo Sergi aparecía lanzado desde atrás proyectándose en ataque. Todo eso lo veía Ronald Koeman que desde atrás era el comandante de ese equipo. Cuando el holandés llegó como técnico a Valencia, puso en practica algo parecido a lo propuesto por Johan más de diez años atrás, aunque a hora, en base al contraataque. Cuando el equipo defendiera, Villa quedaría abierto en banda izquierda, Silva se descolgaría casi como delantero centro, y Juan Mata se incrustaría en la media haciendo de interior. Tras la recuperación, Silva se acercaba a la media para contactar con el balón, Villa trazaba la diagonal hacia dentro a zona de remate y Mata aparecía en esa banda liberada por 'el Guaje'. A Koeman sólo le faltó "su Sergi". Era Jordi Alba, pero su momento aun tendría que esperar. 

El equipo de Guardiola afronta con ventaja el partido de vuelta de las semifinales de Copa del Rey gracias al empate a uno cosechado la semana pasada en Mestalla. El empate con goles evita que el Valencia pueda salir a aguantar el resultado, lo que unido a la enorme importancia del factor Camp Nou, deja al Barça como gran favorito para lograr el pase a la final. No obstante, el Valencia y Unai Emery ya han demostrado en otras ocasiones ser perfectamente capaces de ponerle las cosas muy difíciles al Barça. De entrada, hay algo a lo que Guardiola no ha sabido dar respuesta hasta ahora, la banda izquierda che formada por la pareja Jordi Alba-Mathieu. Alternándose ambos en las posiciones de lateral y volante, vienen siendo el principal quebradero de cabeza del Barça cuando se mide al Valencia, un quebradero, por otro lado, inesperado y que por lo tanto libera a futbolistas que a priori deberían pesar más en el choque como Banega, Jonas o Soldado. 

Sorprendió Guardiola repitiendo el mismo 1-3-4-3 que ante Osasuna, con las únicas novedades de Keita por Thiago y Pedro por Villa en el extremo. También sorprendió a Emery, que había planteado un doble lateral izquierdo, como casi siempre que se mide al Barça de Guardiola, para tapar las subidas de Dani Alves. No obstante, lo que debía ser una medida defensiva, se convirtió durante la primera mitad en la principal amenaza ofensiva del Valencia.  Una y otra vez Alba y Mathieu atacaron en superioridad a Mascherano, obligando a la basculación de la zaga de tres y descubriendo las entradas al segundo palo.

Pese a perder en verano a sus dos piezas más importantes, el Valencia parece haber encontrado la fórmula para sobrevivir sin Villa ni Silva. Los dos internacionales fueron substituidos por otros nombres menos espectaculares pero que hasta la fecha están ofreciendo un buen rendimiento en el equipo de Unai Emery. Los Aduriz, Soldado, Ricardo Costa o Topal, pues, junto a los César, Bruno, Joaquín, Pablo o, el nuevo jugador franquicia, Mata, han posibilitado que en esta séptima jornada, el Valencia acuda al Camp Nou para defender su liderato. El nuevo Valencia de Unai Emery se organiza a partir de un 4-4-2 con la variante del 4-4-1-1, dependiendo de si el acompañante de Aduriz es Soldado o el 'Chori' Domínguez. Es un equipo al que le cuesta construir desde atrás si el rival presiona la salida por los centrales, por lo que la mayoría de jugadas terminan en un balón largo buscando la envergadura de Aduriz. Topal- más que Albelda- suele tratar de aportar soluciones a los problemas del equipo al inicio de la jugada, pero ya sea porque sus compañeros todavía no "se lo creen" o porque el plan inicial no es ese, el Valencia no acostumbra a sacar provecho de los intentos del internacional turco por suavizar la salida desde atrás.

Marca la diferència En agosto, la temporada tanto en España como en Europa, se presentaba como una lucha titánica entre dos colosos. En un lado del cuadrilátero el Barça del triplete, de Messi, Iniesta, Xavi, Ibrahimović y Guardiola. Para muchos, el mejor equipo de la historia, o al menos, el de mejores resultados. En el otro, el proyecto más ambicioso jamás construido, que ambicionaba pasar por encima de los plazos naturales del fútbol para dominar desde el minuto uno. Para lograrlo afrontó una inversión sin precedentes, consiguiendo a algunas de las estrellas más rutilantes del universo futbolístico como los Balones de Oro Kaka’ y Cristiano Ronaldo. Por si fuera poco, entre ambos colosos existía, históricamente, una enorme rivalidad tanto a nivel deportivo como extradeportivo. La temporada 2009-10 era la temporada de la lucha entre Barça y Madrid, que tenían como punta de lanza a los dos mejores futbolistas del mundo, Messi y Cristiano Ronaldo. Por si fuera poco, el decreciente nivel de la liga Española deparaba un campeonato en el que dejar de sumar de tres en tres constituía una sorpresa mayúscula, por lo que cualquier brecha en la clasificación se convertía en un aviso. Así pues, el terreno estaba abonado para la disputa de una guerra sin cuartel, de una exigencia máxima. Cada variante en alguno de los dos equipos, suponía un mensaje para su oponente, de modo que paralelamente a la disputa deportiva se ha ido librando una batalla psicológica igualmente importante.