Mourinho

Tras verse la caras en los dos torneos nacionales, llega el momento de que Madrid y Barça se enfrenten en la máxima competición continental, en una histórica semifinal del la cual saldrá el máximo favorito de cara a la gran final en Wembley. El Madrid cuenta a su favor con el rédito emocional logrado en los dos enfrentamientos anteriores, sobretodo en la final de Copa, de los que sale con la sensación que aquel Barça del 5-0 ya no es invencible. En el lado culé, la siempre importante ventaja del partido de vuelta en casa. Equiparados en el aspecto mental del juego, el partido se traslada a lo futbolístico, donde ambos conjuntos han demostrado ser, hoy por hoy, los dos mejores equipo del mundo. Ambos contarán con alguna ausencia notable en la parcela defensiva, donde, de los teóricos onces titulares, ni el sancionado Carvalho ni Abidal podrán saltar al césped. Si parece que estará Puyol, vital, no solo por todo lo que aporta el capitán, sino porqué sin Adriano ni Maxwell, Guardiola se hubiese visto obligado a improvisar con Busquets, Keita o Milito. En la final de Copa, la ausencia de Puyol la cubrió Mascherano, quien firmó una buena actuación, con alguna laguna comprensible en la lectura de la demarcación, pero suplida por unos conceptos tácticos y técnicos en defensa casi perfectos. Con la vuelta de Puyol y ante la ausencia de un lateral izquierdo natural, se abre, pues, la incógnita de quien será el encargado de ocupar la posición.

En el partido de Liga, el Real Madrid, de la mano del planteamiento de Mourinho, logró maniatar al juego del Barça. No obstante, es de esperar que de cara al partido de mañana, Guardiola haya encontrado solución a algunos de los problemas del equipo en el Bernabéu y además cuenta con una calidad individual tal, que es capaz de hacer saltar por los aires cualquier estrategia defensiva rival -aunque la presencia de Pinto en lugar de Valdés, pueda pesar, sobretodo, a la hora de iniciar el juego-. Ahí estará, también, la carta Iniesta, a la cual, entendemos, no supo sacar provecho en el partido del sábado. Por eso, jugar a "contener" al Barça siempre es arriesgado. Cedes la iniciativa a los azulgranas, entendiendo tu juego como una reacción y quedando a la expectativa de la inspiración de los culés. Así pues, Mourinho deberá plantearse también, o en todo caso tenerlo presente como recurso dependiendo del transcurso de la final, la manera de dañar al Barça. Más allá de sus siempre peligrosas contras o de su superioridad a balón parado, el Madrid deberá tener un plan para que, con su juego, impida al Barça desplegar su discurso cómodamente. Y al Barça, como se le hace daño es con el balón. No hablamos de robarle el dominio de la posesión, pues eso es algo imposible para cualquier equipo del mundo, pero si de condicionar con el esférico.

El partido de Liga en el Bernabéu nos deparó una propuesta novedosa de Mourinho para hacer frente al Barça de Guardiola. Como hiciera ante el Athletic, aunque con unas funciones muy distintas, Pepe se situó por delante de los centrales. Mou no solo sumaba un hombre más al centro del campo y una marca agresiva sobre la posición de Leo Messi, sino que permitía al Madrid un menor sufrimiento cuando no tenía el balón. Khedira y Alonso sobre Iniesta y Xavi respectivamente, y Pepe trabajando la "zona Messi" para expulsar al Barça de la zona de tres cuartos de campo. Con unos Villa y Pedro que no intimidaron los suficiente la espalda de la zaga blanca, ésta pudo jugar adelantada, minimizando los espacios entre líneas y permitiendo que el partido se jugase más lejos de la portería de Casillas de lo que el Barça hubiera deseado.

Una de las claves que explican la superioridad del Barça en el 5-o de la primera vuelta en el Camp Nou, es la desigualdad numérica en zona de medios. Ya mencionamos en el anterior post las repercusiones del juego de Messi sobre Xabi Alonso, por lo que en éste lo haremos sobre uno de los futbolistas más importantes del actual Barça y un problema de difícil solución para Mourinho: Dani Alves. En el Camp Nou, sabiendo de que la superioridad en mediocampo de los hombres del Barça, podía dejar el partido en franca ventaja para los culés, Mourinho optó por cambiar la posición de su hombre "comodín", Di María, a quien no solo cambió de banda sino que situó más retrasado de lo habitual. Más interior que extremo, el argentino tenía que completar con Alonso, Khedira y Ozil, un rombo que igualara fuerzas con el Busquets-Xavi-Iniesta-Messi. No obstante, la función de Di Maria estuvo más centrada en perseguir por la banda a Dani Alves, hasta el punto que en muchos momentos del partido, los blancos parecían dibujar una línea de cinco atrás. La media volvía a estar en inferioridad, y el triángulo Piqué-Busquets-Xavi comandaba a placer la fase inicial del juego del F.C.Barcelona.

A la espera de que el Real Madrid certifique su pase a semifinales haciendo valer el 4-0 de la ida ante el Tottenham, el mundo del fútbol se prepara para un mes de abril en el que Barça y Madrid se enfrentarán hasta en cuatro ocasiones. Como es normal, tratándose de competiciones distintas, los choques no tendrán la misma importancia, de modo que este particular Play-off que disputarán los dos grandes del fútbol español, vivirá un crescendo que se iniciará en Liga donde la ventaja de los azulgranas es notable, pasará por la disputa de un título como la Copa del Rey, y desembocará en la gran batalla por lograr una plaza en la final de la Champions League que se disputará en Londres. Por eso, es de prever que tanto Mourinho como Guardiola mantengan abierta alguna de las dudas acerca de sus planteamientos, al menos, hasta la final de Copa. De entrada, en el Barça, la ausencia por sanción de Mascherano nos privará de resolver la que seguramente sea la principal incógnita del plan culé: la posición del argentino y Sergio Busquets. Aunque el sábado Guardiola supla al Jefecito con Milito como central o Keita en el mediocentro, para los otros tres partidos esperamos que Busquets y Mascherano se repartan el mediocentro y la plaza de central que las bajas de Abidal y Puyol han dejado huérfana. En el Madrid, la posición de Di María, la presencia en el centro del campo de Lass Diarra o la posibilidad de que Arbeloa entre en el lateral izquierda para dar al equipo una mayor seguridad defensiva, son aspectos que tampoco esperamos resolver en el partido de Liga.

La primera sorpresa se dio antes del pitido inicial. Cristiano Ronaldo, que venía jugando en banda izquierda y siendo su sociedad con Marcelo y Alonso la clave ofensiva del Madrid, se situaba en banda derecha. Es difícil adivinar el motivo, más teniendo en cuenta que como el desarrollo del partido demuestra, la apuesta no tuvo el éxito que Mourinho esperaba. Quizás fue por la entrada en el once de Benzema en lugar de Higuaín, pues el francés, a diferencia del Pipita tiende a caer sobre el perfil zurdo. Tal vez la función de Ronaldo en banda derecha era la de defender el presumible desequilibrio Iniesta-Khedira obligando al de Fuentealbilla a correr hacia atrás en defensa para apoyar a su lateral. También es probable, y desde En un momento dado nos decantaríamos por esta opción, que el técnico portugués buscase reforzar su banda izquierda en defensa para hacer frente al binomio Xavi-Alves y permitir, a la vez, que Alonso guardase una posición más centrada para trabajar sobre Messi. Desde el banquillo, y antes de que el árbitro ordenara el saque inicial, Guardiola y su cuerpo técnico se percataron de esta nueva posición de Cristiano Ronaldo, indicando a sus jugadores un intercambio de posiciones que nos permitió resolver una de las dudas sobre el planteamiento culé apuntadas en la previa. Puyol era el central que debía caer sobre el perfil de Ronaldo, y así, como sucediera la temporada pasada en el Bernabéu, plantear un "doble lateral" para defender al portugués. Cabe la opción que el planteamiento de Guardiola, más que acercar a Puyol a Ronaldo, fuera el de alejar de él a Piqué para que así la salida del balón del Barça se desarrollara por el lado apuesto a las contras blancas, algo apuntado en la tercera parte de nuestro análisis previo y con lo que se conseguiría disminuir la peligrosidad del contraataque -si este transcurre lejos de Ronaldo- o aumentar su lentitud -si el Madrid quería llevar el balón a la derecha después de recuperar en la izquierda-.

Junto a Messi, la clave ofensiva de Guardiola será Andrés Iniesta. Esta afirmación, obvia en cualquier análisis del juego del Barça, cobrará más razón si cabe en el partido del lunes, tanto por las características del Real Madrid como por la respuesta que puede plantear Guardiola para dañarle. Hemos visto en las entregas anteriores como el juego del equipo de Mourinho presumiblemente se basará en ataques directos y rápidos que se desarrollarán preferentemente por banda izquierda y que, en la medida de lo posible, buscarán armarse tras una recuperación que dibuje un Barça mal colocado. Tanto sus lanzadores -Marcelo y Xabi Alonso- como sus receptores -Ronaldo, Özil y Di María- localizan o tienden a decantar su juego en banda izquierda. Únicamente Higuaín y Ramos percuten por la derecha, pero el peso y efectividad de esta banda en los ataques merengues es mucho menor. Por eso, a la hora de controlar las contras blancas, junto a la imprescindible consigna de no perder balones en el inicio de la jugada o en el centro del campo que dejen al sistema defensivo culé mal organizado, el Barça, más que nunca, deberá mirar a su banda izquierda a la hora de atacar. Perder la posesión en banda derecha es facilitar la contra del Madrid, pues quedarían cerca de la pelota hombres como Marcelo, Xabi Alonso o Ronaldo. En cambio, decantando el juego sobre el perfil zurdo del ataque azulgrana, el equipo lograría retardar mucho la transición defensa-ataque de los de Mourinho. Así, tras recuperar el balón en su banda derecha, si el Madrid busca lanzar la contra rápida, ésta será menos efectiva, pues los hombres clave del equipo en transición ofensiva se sitúan en la orilla opuesta. Tanto la salida en corto -Marcelo- como en largo -Alonso- quedarán lejos. Si por el contrario prefiere hacer llegar el balón a banda izquierda para contragolpear mejor, aumentará la duración de sus taques y, por lo tanto, dará opción al Barça a recuperar posiciones defensivas.

Si nos aventuramos a adelantar el planteamiento que pondrá en liza el Real Madrid para enfrentarse al Barça, hablaremos de un Madrid que presionará arriba la salida de balón desde la defensa. No es tanto que esta sea una característica del equipo de Mourinho -más bien su transición defensiva se basa en el dominio del rechace y el repliegue- como que ante el Barça es algo imprescindible si se quiere evitar que los de Guardiola impongan su discurso. En este sentido, el equipo blanco, pese a sus grandes números en defensa, ha sufrido cuando se ha visto obligado a defender estático en las inmediaciones de su área. Por eso, es de prever que, más que el dominio de la posesión, lo que Mourinho querrá discutirle al conjunto azulgrana será el dominio territorial, y eso pasa por desnaturalizar su juego desde el inicio. Por las características de sus jugadores, es difícil que el portugués plantee una presión cuatro contra cuatro como en su día hizo en el Chelsea enfrentándose al Barça de Rijkaard, pero sí que hombres como Higuaín o Di María tengan un papel importante trabajando sobre el inicio de la jugada culé. Si esto ocurre, el Barça se agarrará a Messi, no para que el argentino, como hace con su selección, baje hasta el centro del campo para iniciar, sino atacando el espacio entre líneas blanco, fijando a los medios en una posición retrasada y ofreciendo espacios a los interiores azulgranas. En las semifinales de la pasada Champions, Mourinho consiguió controlar este factor gracias al doble pivote formado por Cambiasso y Zanetti, y a Walter Samuel. El trío de argentinos, no solo supo neutralizar el desequilibrio individual de Leo, sino que consiguió lo que nadie hasta entonces, quitarle los espacios. Sin los tres argentinos, el plan de Mourinho para frenar a Messi seguramente pase por Alonso y Carvalho, dos hombres que si bien a simple vista no parecen los idóneos para controlar a un regateador como Messi, si poseen la inteligencia futbolística y lectura del juego como para disputar con él el dominio de la zona Messi, esa zona localizada a la espalda de los mediocentros y por delante de los centrales.

Aunque equipos como el Espanyol, la Real Sociedad o el Hércules, hayan subido el nivel de la clase media de la Liga, esta temporada, como sucediera en la anterior, parece que el campeonato volverá a decidirse en los enfrentamientos directos entre Barça y Madrid. Es cierto que ni Valencia, ni Sevilla, ni Atlético de Madrid parecen aguantar el ritmo de los dos grandes, pero también lo es que con dos equipos con jugadores de la talla de Casillas, Pepe, Ramos, Valdés, Alves, Piqué, Puyol, Marcelo, Xabi Alonso, Iniesta, Xavi, Ozil, Di María, Villa, Cristiano Ronaldo o Messi, está por ver si en otras ligas no sucedería lo mismo. Hoy por hoy, Barça y Madrid tienen, de largo, las dos mejores plantillas del mundo. El Barça-Madrid del lunes no es ni mucho menos un partido decisivo, pues no hay que perder de vista que todavía no se ha completado ni la primera vuelta del campeonato, y que la distancia entre ambos conjuntos una vez finalizado el choque, será como máximo de 4 puntos. Sin embargo, si será una batalla importante para la resolución final del título y, sobretodo, un posible punto de inflexión en las dinámicas de los equipos. En este sentido, quizá porque el de Guardiola es un proyecto más consolidado -ni que sea por el crédito que dan los títulos y por su mayor tiempo de recorrido-, las consecuencias del clásico seguramente tengan más incidencia en el Real Madrid, tanto para bien como para mal.

"Ellos tienen que sentir que no van a salir de su campo. El objetivo es jugar sólo en su mitad. Desde el principio deben sentir que no tienen ninguna opción."

Camp Nou Las palabras que encabezan el artículo fueron dichas por Pep Guardiola siendo éste todavía jugador en activo, en vísperas de la vuelta de los cuartos de final de la Champions League contra el Chelsea. En la ida en Stamford Bridge los londinenses ganaron por tres a uno, por lo que en la vuelta tocaba remontar. El Barça, dirigido por Van Gaal desde el banquillo y por Guardiola desde el césped, logró igualar la eliminatoria y con goles de Rivaldo, Figo y Dani llevar el partido a la prórroga, donde otra vez Rivaldo y Patrick Kluivert, sellaron el pase a semifinales. El miércoles, ante el Inter, el objetivo debe ser el mismo, ser más Barça que nunca. Adueñarse de la posesión, colocar la defensa prácticamente en la línea divisoria, organizarse alrededor del balón tanto en ataque como en defensa, ser paciente pero no especular. El campo y el ambiente empujará, pero los futbolistas deberán centrarse en el jugo. Tener el corazón caliente, pero la cabeza fría.