
Joao Félix en el cuadrado
Se dice que cada situación tiene su receta adecuada, y que tanto valor tiene encontrarla como saber cuándo dejarla ir. Aprender que después de cruzar el río ya no es necesario cargar con la barca a cuestas. Después de que el Barça de Xavi diera con la tecla para alzarse con el título de Liga a partir de juntar cuatro centrocampistas en el once a costa de renunciar a uno de los tres delanteros, sus victorias en el inicio de Liga han compartido el mismo punto en común: las tres han llegado después de introducir en el campo a un delantero más. Ante el Cádiz fue en el minuto 68, todavía con cero a cero en el marcador, cuando Xavi sustituyó a Gavi y Balde por Ansu y Abde para terminar ganando por 2-0. En Villarreal por su parte, el Barça remontó un momentáneo 3-2 tras la entrada de Ferran Torres por Oriol Romeu en el minuto 63. Mientras que el 1-2 en El Sadar llegó después de que el técnico barcelonista reemplazara al mediocentro por Joao Félix en el minuto ochenta y con empate a uno en el luminoso. La muestra es reducida, pues son solo tres partidos, pero a tenor de los resultados y del juego cabe plantearse si, en este punto, el Barça de Xavi sigue cruzando el río o si, en cambio, ya ha llegado a la orilla y puede seguir a pie.
Lo primero que debe puntualizarse a propósito de las dos variantes que más ha manejado el conjunto culer a lo largo de los últimos meses, es que tanto cuando ha utilizado a cuatro centrocampistas como cuando ha utilizado a tres, normalmente el Barça ha empleado el mismo esquema. Cambian los jugadores, sus características y sus intenciones, pero no así sus posiciones. El de Xavi, desde el arranque de la temporada pasada, es un equipo que en ataque se estructura a partir de un 1-3-2-2-3 en el que el teórico extremo izquierdo se desplaza hacia el centro aprovechando la proyección por banda de Alejandro Balde. Por esa zona delante del mediocentro izquierdo se han movido Gündogan, Gavi o Pedri, pero también Ansu, Ferran Torres o Dembélé.
A la hora de buscar las causas del cambio que estabilizó el juego del conjunto blaugrana y lo condujo, a la postre, al título de Liga, probablemente dos de las principales tengan nombre propio: Sergio Busquets y Dembélé. Ambos fueron dos jugadores fundamentales para el entrenador, cuyas contraindicaciones quedaron suavizadas con el paso al Barça de los cuatro centrocampistas. En el caso del capitán, la cuestión principal residía en que tanto en salida de balón ante presión como en transición defensiva necesitaba un apoyo a su misma altura, lo que obligaba al equipo a jugar con un único jugador con sentido de centrocampista esperando recibir el cuero entre líneas. Por su parte, para Ousmane la presencia de un cuarto centrocampista implicaba dos cosas. En primer lugar, más peso del carril central, desviando el foco principal del galo y permitiéndole recibir en escenarios de juego más controlados y mejor seleccionados para arriesgar. En segundo lugar, el Barça se protegía mejor de su tendencia a la pérdida, con un elemento extra por detrás del balón y especialmente orientado a reforzar el carril central cuando los azulgranas tuvieran que correr hacia atrás.
El Barça 2023-24 ya no será el de Busquets y Dembélé, y aunque el Barça de los cuatro centrocampistas también permitió dar un mejor acomodo a futbolistas como Frenkie de Jong, las llegadas de Gündogan y Cancelo, la continuidad de Koundé en el centro de la zaga o la irrupción de un Lamine igualmente tendente al desequilibrio pero con mejor toma de decisiones y un mayor vínculo tanto con el mediocampo como con el pase atrás, a Xavi se le abren otras puertas. En parte, también, porque del mismo modo que benefició a unos, el Barça de los cuatro centrocampistas también perjudicó a otros, en especial a un Robert Lewandowski que sin ser un punta especialmente autosuficiente en la creación de ocasiones acusó el hecho de que dos extremos agitan más que uno.
El Barça de los cuatro centrocampistas no sólo fue la respuesta a una necesidad, sino también a una carencia. A la falta de un tercer delantero que, ejerciendo como titular, marcara diferencias. A veces, no siempre, el fútbol es tan fácil como juntar a los once mejores, y en el Barça del curso pasado Gavi era mejor que Ansu o Ferran Torres. El último día de marcado Joao Félix llegó a Barcelona con la intención de discutirlo. El portugués será la nueva opción de Xavi para el extremo izquierdo del equipo. Un futbolista que todavía no ha demostrado con continuidad en La Liga el talento que expuso en el Benfica, y para quien la llegada como cedido al Barça representa ahora una segunda oportunidad para medirse en la élite. Para probarse y mostrarse merecedor de pertenecer a ella. Un segundo tren que para Joao tiene varios vagones, los cuales, como es lógico, están conectados. El principal es el suyo, el de su capacidad para demostrar su calidad y de encajar en el sistema de juego del Barça.
Sobre esto último, y a la espera de resolver cómo convive su irregular esfuerzo defensivo con la intensidad en la recuperación que distingue a los azulgranas, la asimetría que pretende Xavi en las bandas del equipo debería facilitarle la entrada al 1-3-2-2-3 del egarense. Partiendo desde la banda izquierda pero apoyándose en Balde para viajar hasta el carril central, en uno de los vértices superiores del cuadrado, por detrás de Lewandowski y por delante de los dos centrocampistas que ocupen la base. Precisamente el del polaco es otro de los vagones, pues de la relación que establezcan él y Joao dependerá gran parte del éxito de la temporada del luso. Siendo el ex del Atlético una pieza que pueda aprovecharse de la habilidad de Lewandowski para fijar a los centrales rivales y que, al mismo tiempo, no obligue al punta a forzar sus comportamientos fuera del área para generar ocasiones de gol. Combinando cuando Robert aparezca en el pico del área grande, irrumpiendo en el punto de penalti cuando el ariete lo desocupe o, sobre todo, afilando su vertical pase filtrado para multiplicar las opciones de dejar al 9 culer delante del portero.
Si Joao logra ser un elemento creativo a la espalda del mediocampo rival, una de las consecuencias para el Barça será la de poder liberar a Gündogan o Pedri de ese cometido. Tanto el alemán como el canario son futbolistas capaces de jugar cerca de la frontal o del círculo central, pero que ante la falta de juego interior del Barça en tres cuartos de campo su principal valor en el equipo hace unas semanas se localizaba en zonas adelantadas. Que Joao se convierta en una pieza importante en las inmediaciones del área, por lo tanto, facilitaría que Xavi pudiera utilizar a uno de sus interiores titulares de forma más flexible, bajando su altura en el campo cuando fuera necesario incrementar la calidad pasadora de la base de la jugada. Para que los pies que filtren balones hacia la mediapunta sean más precisos. Finalmente, en el Barça la de extremo izquierdo es una demarcación estrechamente vinculada a Alejandro Balde. Por tratarse de su socio principal en el carril zurdo y por ser el canterano el jugador que ha venido supliendo la ausencia de un atacante al uso en ese sector.
La presencia de Balde se antoja clave para que Joao pueda trasladar su influencia a zonas más centradas, descargando en el lateral la responsabilidad de abrir el campo. Al mismo tiempo, la compañía de un jugador que, si bien termine dentro, pueda iniciar por fuera, debería potenciar el impacto del barcelonés. Fijando al lateral derecho rival y permitiendo que Balde gane altura a medida que progrese el balón y no antes arriesgándose a desproteger su espalda cuando es más vulnerable. Ejerciendo de extremo en los momentos en que, también con balón, Balde deba seguir siendo lateral, a la espera de activar el movimiento que le habilite la llegada en carrera por sorpresa, y que conduzca a Joao hasta una zona en la mediapunta que lo conecte con Lewandowski, Pedri, Gündogan o Gavi. O con un Lamine Yamal que, después de atraer rivales hacia la banda derecha, descargue el cuero con la pierna zurda hacia la frontal para que los integrantes del cuadrado reciban de cara. De un cuadrado que hoy pertenece a cuatro centrocampistas, pero que, si Joao Félix quiere, puede volver a contar con un delantero.
– Foto: PAU BARRENA/AFP via Getty Images