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Author: Moren

La figura del secretario técnico es hoy en día habitual en la mayoría de equipos. Es difícil imaginarse a un club con una estructura moderna sin uno, tenga éste más o menos atribuciones. Hasta no hace tanto, sin embargo, no era tan normal. La estructura era vertical y personalista. El entrenador fichaba jugadores y el presidente entrenadores. El salto a la modernidad consistió en profesionalizar las entidades, dotarlas de una estructura que las haga funcionar casi solas y en las cuales, los directivos se encarguen de dirigir y no de ejecutar. Evitar las injerencias de no-profesionales.

Cuando tu mayor promesa desde Leo Messi abandona el club, no hay lado positivo. Cuando, además, lo hace con signos de estancamiento y sin demasiadas oportuidades ni rendimiento, es pertinente profundizar más. En las temporadas que lleva en el primer equipo, Thiago Alcántara ha jugado poquito y, a sus 22 años, ha evolucionado más poquito todavía. Encontrar un único culpable seria simplificar las cosas. Eso pretendemos desarrollar en este artículo. No repartir las culpas y ver quien tiene más, sino tejer un mapa para aproximarnos a lo que ha sido el problema y que sirva para que no se vuelva a repetir. Cuando el fracaso es tan sonado, la culpa tiene varios padres. Todos son responsables. Veremos si todos salen perdiendo.

Al fin Jordi Alba tendrá descanso. No mucho pero será valioso. Su inicio de temporada fue una de las grandes noticias del nuevo Barça de Vilanova. Pese a ser uno de los dos fichajes del equipo y empezar a jugar casi desde que aterrizó en Barcelona, pareció uno más desde el primer día. Formado en la Masía, el modelo Barça no le vino de nuevo. Su estado de forma, además, era superior al resto. Llegar en carrera siempre es mejor que empezar de parado, y Jordi llegaba encadenando Eurocopa y Juegos Olímpicos con la selección. Mientras el resto buscaba alcanzar la forma, él trataba de sostenerla, partía con ventaja. 

  Aunque hoy regresen los reproches, es difícilmente discutible que el trabajo de Vicente Del Bosque al frente de la selección española ha sido extraordinario. De principio a fin. No entró bien y algunas decisiones ha costado asimilarlas, pero si no se entiende el nacimiento de esta generación inolvidable sin Luís Aragonés, tampoco se puede entender que el ciclo se haya prolongado durante, por el momento, seis años, sin la figura de Del Bosque . Hermanado con el Barça de Guardiola, aunque con demasiada y molesta frecuencia se intente defender lo contrario, lo cierto es que el proyecto de Vicente ha sobrevivido al ciclo de Pep. "Perdió" antes el Barça que la selección. 

Hace una semana, Sandro Rosell, presidente del F.C.Barcelona, declaraba que tras el fichaje de Neymar al club todavía le faltaban por acometer una o dos incorporaciones. Asumiendo y confiando que la contratación de un nuevo central es ineludible, queda por esclarecer ese posible tercer refuerzo. En marzo, cuando le dedicamos la atención a la planificación del Barça 2013-14, también repartimos la atención en tres focos: Neymar, el central y la portería. Sin embargo, el deseo de Valdés de agotar su contrato y la sensación de que el club no se va a mover en ese sentido, podrían abrir nuevos escenarios. Un anexo a la planificación, habría sido el lateral derecho, pero la excelente segunda mitad de temporada de Alves y la escasez en el mercado, parecen indicar que tampoco ahí se resolvería el enigma. En el apartado de bajas, suena con fuerza el adiós de Thiago, un revés importante, pero da la sensación que la respuesta se encontraría antes en el ascenso de alguien del filial que en una nueva incorporación. ¿Quién es, entonces, ese eventual tercer fichaje?

A los quince años, Pep Agut quería ser pintor. Al final se convirtió en artista, que como él dice, es algo bien distinto. Tampoco es lo mismo jugar a fútbol que ser futbolista. A fútbol hemos jugado prácticamente todos. O quizá sea más acertado decir que hemos jugado al balón. De ahí, que cuando juegan los que saben, nos cueste tanto apartar los ojos del esférico tesoro que los veintidós jugadores parecen anhelar. El jugador técnico, el que es capaz del control imposible, de impactar el balón con cualquier superficie del pie, de poner un pase medido a cuarenta metros, de meterla por la escuadra de tiro libre o de conducir sin perderla entre cinco rivales. Ese nos tiene ganados. Porque nosotros, que hemos jugado al balón, sabemos lo difícil que es eso. Todos hemos dibujado alguna vez.