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Isaac Cuenca

Este lunes Isaac Cuenca volvió a entrenarse después de más de cinco meses apartado del balón. Hace nada los que reaparecieron fueron Adriano y Thiago Alcántara, y siguen en la enfermería Alexis, Bartra y Dani Alves -a parte de un caso más complicado como el de Abidal. Todas las lesiones son distintas, y tampoco son iguales sus consecuencias. Estas últimas las acostumbramos a medir según el tiempo de baja, la repercusión que una determinada ausencia tiene sobre el equipo, o en las secuelas que puede dejar a nivel físico en el futbolista una recuperación no tan exitosa como sería deseable.  No obstante, cuando un futbolista tiene que pasar por la enfermería, hay otra variable que entra en juego, la del momento en que se produce. No pocas veces hemos escuchado decir "Ha tenido mucha mala suerte. Justo se lesiona cuando mejor estaba". No nos referimos a esto.

En la recta final, cualquier resbalón equivale a decir adiós a la Liga, y tanto a Barça como a Madrid les está castigando jugar después que su rival. El equipo de Guardiola saltó al terreno de juego conociendo la victoria del conjunto blanco. Sólo les valía ganar. De lo contrario, el clásico de la semana que viene perdería casi toda trascendencia. Esa presión, ese vértigo ante el abismo, se notó tras el gol del Levante. Antes del gol el Barça había estado bien. Llegando con relativa facilidad y creando alguna que otra ocasión de gol. El planteamiento del Levante entregaba las bandas en defensa. Los laterales, Juanfran y Pedro López, defendían estrechos encerrando a la zaga del Levante en el ancho del área grande. Guardiola, no obstante, había salido con el 3-4-3 y dos extremos claramente abiertos en banda. El Levante regalaba las bandas pero el Barça no. Sin embargo, los ataques del Levante sí eran anchos, a tres carriles. Valdo por la derecha, Botelho por la izquierda y Koné por el carril central, castigaban la transición defensiva culé en defensa de tres.

Anoche, por primera vez, En un momento dado pudo vivir el partido desde la cabina de prensa del Camp Nou y acceder tanto a la zona mixta como a la rueda de prensa de los entrenadores. Por eso, antes de nada, queremos agradecer encarecidamente a todos los que nos permitieron vivir una jornada inolvidable a los que, hace más de cinco años, pusimos en marcha esta aventura. Agradecer también el afecto recibido una vez se conoció nuestra presencia en el Camp Nou y, sobretodo, tras nuestra intervención en la rueda de prensa de Guardiola. Hechos los agradecimientos, vayamos al partido: Tratándose de una jornada intersemanal y con la eliminatoria ante el Milan en el horizonte, Guardiola dio descanso a hombres importantes como Busquets, Cesc e Iniesta. El Barça se situó en un 1-4-3-3 con extremos abiertos, a diferencia de lo que ocurrió la última jornada, dónde Iniesta nunca tuvo un rol fijo en el costado. Si ante el Sevilla analizamos el constante fluir en banda izquierda de Andrés y Cesc, con el apoyo de las incursiones de Adriano desde el lateral, ayer el encargado de ocupar el perfil izquierdo de una manera fija fue Cuenca. A Isaac, sobretodo en banda derecha, lo hemos visto interactuar, también, en posiciones más centradas, perder la banda con más asiduidad en un intercambio de posiciones que, sobretodo con Alves, ha resultado muy fructífero. Anoche, no obstante, el canterano, abierto y fijo en la izquierda, fue la salida fácil y el hombre que anclaba al sistema defensivo del Granada sobre un costado.

El equipo ha iniciado la reconversión. Cada temporada Pep Guardiola ha introducido novedades, alicientes y retos en un grupo que enseguida alcanzó el éxito más rotundo. Los cambios en la figura del nueve, la articulación de la salida desde atrás, el perfeccionamiento en el perfil del mediocentro, la evolución de los extremos, la propuesta de varios dibujos tácticos…los ejemplos son numerosos. Aunque algunos más exitosos que otros, todos han servido para estirar la idea. Eso si, esa idea era la misma, la que definían dos hombres: Leo Messi y Xavi Hernández. Uno, el origen de todo, y el otro, el cerebro que ordenaba ese todo. Esta temporada, no obstante, el equipo ha empezado a transitar hacia otra cosa. Ha iniciado la transición a un nuevo proyecto sin finiquitar el actual. Ha empezado a pensar en el Barça post-Xavi, aun con Xavi en el equipo. Xavi ya tiene 32 y arrastra unos problemas físicos en el sóleo que le dificultan la puesta a punto. El equipo debe empezar a pensar en cuando el egarense no esté –o esté desde un rol menos decisivo- y para hacerlo tiene dos vías, una difícil y otra imposible. El camino imposible es el de transformar a otro futbolista en Xavi, darle las mismas atribuciones y esperar de él lo mismo que del 6 azulgrana. La difícil es trasladar la personalidad futbolística del equipo –que no el estilo- hacia un escenario en el que no estará Xavi. Es decir, iniciar un nuevo proyecto desde el actual. 

Desde que Guardiola está al mando del equipo, el contar con una plantilla corta ha sido la norma. Mayor facilidad para repartir minutos y evitar que algún jugador se sienta apartado, homogeneización de niveles para evitar relajación en los teóricos titulares y la posibilidad para los jóvenes del filial de ver siempre la puerta del primer equipo abierta. El nivel de éstos, además, es una garantía para el cuerpo técnico, que sabe que si los necesita, los jóvenes responderán. Busquets, Pedro, Fontás, Thiago, Dos Santos, Sergio Roberto, Bartra, Muniesa, Montoya...