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Entrenadores

A finales de la temporada 2004-05 el Barça de Rijkaard se medía en el Camp Nou al Albacete con la Liga en el bolsillo. Era el primer título tras el paso de Joan Gaspar por la presidencia del club. Ya en la segunda vuelta de la temporada 03-04 el equipo dirigido por Rijkaard parecía haber dado con la tecla a nivel táctico con la llegada de Davids y la adopción del 1-4-3-3. Xavi encontró una posición más adelantada de la que había ocupado a lo largo de su carrera y, sobretodo, Ronaldinho encontró en la banda izquierda la plataforma desde donde poner su enorme talento al servicio del equipo. El equipo ya había encontrado su camino, y en verano de 2004, en uno de los mercados de fichajes más eficaces que se recuerdan, la plantilla se reforzó siguiendo esa idea. Fue el verano en que aterrizaron en Barcelona los Belletti, Silvinho, Edmilson, Deco, Giuly, Larsson o Eto'o. Aquella jornada 34 de la temporada 2004-05, ante el Albacete, el público del Camp Nou asistió al primer gol de un insultantemente joven Leo Messi. Con ficha aún del filial y el dorsal 30 a la espalda, el argentino saltó al terreno de juego en el minuto 88 y le dio tiempo a anotar dos goles prácticamente idénticos. El primero, eso sí, anulado por el colegiado. La temporada concluyó con el Barça como claro campeón de una Liga que debía ser el inicio de un ciclo triumfal. Así lo promocionó el club con una campaña publicitaria en la que el joven Messi aparecía al final del spot con la ya famosa sentencia "recuerda mi nombre".

Con los números en la mano, las estadísticas del filial no están muy lejos de las que tenia el equipo de Luis Enrique a estas alturas de la pasada temporada. El final lo conocemos, el filial en los primeros puestos de la clasificación, un juego de gran nivel y un gran rendimiento de la mayoría de los futbolistas del equipo.  No obstante, aunque los números sean parecidos, las sensaciones esta temporada son negativas. El filial encuentra muchos problemas para desarrollar un buen juego, y más allá de los resultados, eso tiene una repercusión aun mucho más importante: el juego no ofrece una plataforma adecuada sobre la que las jóvenes promesas azulgranas hagan evolucionar su fútbol. El principal objetivo de un filial es el de formar a los futuros miembros de la primera plantilla, y para el jugador es muy difícil crecer y mejorar en un contexto futbolístico tan problemático.

Llegaba el Madrid sintiéndose superior al Barça. Un inicio de temporada arrollador unido a algunas dudas en los azulgranas, provocaron que para los jugadores del Madrid el partido se viese como la oportunidad de demostrar el cambio de tendencia y demostrar que, ahora, el equipo referencia era el blanco. Seguramente Mourinho supiese que no era así, que ante los de Guardiola el Madrid de la posesión se ve obligado a desnaturalizarse. No obstante, ante unos jugadores hasta hace poco acomplejados por el Barça y que ahora se creían superiores, la recuperación del 1-4-3-3 para jugar "a defenderse", seguramente habría sido un mensaje muy desmoralizador para unos jugadores que ahora si sentían que podían aguantar la mirada al equipo de Guardiola. Mourinho, pues, aceptó enfrentarse al Barça de igual a igual. Quizá porque en su rival todo eran incógnitas: esquema, nombres y posiciones. Si acaso una única concesión, la presencia al lado de Xabi Alonso de Lass Diarra, para sumar trabajo defensivo por detrás de Alonso ante la inferioridad numérica en la media que concedía el 1-4-2-3-1 merengue.

Si bien los enfrentamientos de la pasada temporada obligaron al Madrid a adoptar un "traje" distinto al habitual, al Barça, el duelo contra los de Mourinho, lo llevaron a desnudar las debilidades de un equipo aparentemente perfecto. Así, hemos repasado como las posiciones cercanas de los tres hombres claves en el esquema de Guardiola, permitieron al Madrid encerrar y empujar a ese triángulo fuera de la zona donde resulta decisivo. Trivote para cerrar los espacios por dentro, apoyo de los laterales en la defensa por el interior, y los centrales saliendo a la anticipación hasta zonas alejadas del área. Para seguir creciendo y sobreponerse al planteamiento que en más problemas le ha puesto hasta le fecha, el Barça incorporó en verano a dos nuevas piezas, las cuales deberían tener un fuerte peso en los duelos contra el Real Madrid.

Hablábamos ayer de la posibilidad de que Mourinho dejara a un lado el 1-4-2-3-1 con el que juega habitualmente su Real Madrid, para reproducir el 1-4-3-3 que le planteó al Barça la pasada temporada, para sumar otro hombre a la defensa interior sobre Xavi, Iniesta y Messi. En aquel entonces, esta novedad vino de la mano de una nueva posición de Pepe en mediocampo, obligándole a renunciar a su mejor central. Para el sábado, además, la baja de Carvalho le obligaría a tirar de Albiol, lo cual supondría una oportunidad para el Barça. Así pues, de repetir el 1-4-3-3, lo esperado e que el técnico portugués busque el rol que la pasada temporada tuvo Pepe en otro jugador. Con ese objetivo en verano se incorporó a la disciplina blanca Fabio Coentrao, extremo de formación y lateral en los últimos tiempos en el Benfica y la selección nacional, a quien esperamos el sábado como interior izquierdo en un centro del campo de tres hombres. Generoso en el esfuerzo, intenso, ágil rápido e inteligente a nivel táctico, el portugués puede asumir ese rol de hiperactividad en la medular presionando y empujando al triángulo azulgrana lejos de su zona. 

Como vimos en el post de ayer, esta temporada Mourinho ha construido un equipo para mandar desde la posesión. Ya la temporada pasada el conjunto blanco acostumbraba a tener más posesión que sus rivales. Sucede, no obstante, que en sus enfrentamientos contra el F.C.Barcelona, el Madrid se ve obligado a desnaturalizar su juego, ya que cuando juegan los azulgranas, el balón siempre es propiedad de éstos. El rival podrá alargar más o menos sus fases con balón, pero el dominio de la posesión, si los azulgranas rallan a un nivel normal, será del Barça. Eso no quiere decir que forzosamente el Barça deba dominar el partido, pues el rival tiene la oportunidad de imponerse desde el juego sin balón, lo que sucede es que, como en su día hicieron -cada uno a su nivel- Arsenal, Villarreal o Shakhtar , el Madrid no tendrá más remedio que mutar a algo distinto a lo que viene siendo esta temporada. Mismos principios generales, reproducción de algunos de los automatismos básicos en el juego y la mayoría de jugadores habituales, pero una premisa distinta, el balón será del Barça.

Repasábamos en el anterior post cómo fueron los duelos entre Barça y Madrid de la pasada temporada, deteniéndonos en los aspectos fundamentales de los planteamientos de ambos técnicos y cómo el movimiento de uno de los entrenadores tuvo la respuesta del otro. Así pues, de cara al partido del sábado, no esperamos reencontrarnos con un escenario idéntico al de entonces, tanto por las novedades que tanto Mourinho como Guardiola  puedan introducir específicamente para el clásico, como por las novedades que a lo largo de la temporada han presentado ambos conjuntos con el objetivo de subir el nivel de la pasada temporada. El Real Madrid, para abandonar los problemas que encontró la pasada temporada ante rivales que le cedían el balón y le obligaban a atacar en posicional, ha introducido una serie de cambios buscando imponerse también es estos escenarios. La principal novedad se concentra en Xabi Alonso, quien al inicio de la jugada baja hasta situarse entre centrales, reproduciendo la salida lavolpiana que tantas veces ha intentado implantar Guardiola en su Barça. Alonso, desde esa posición al inicio de la jugada, es quien, no sólo está comandando el juego del equipo, sino de quien depende la posición en el campo de sus compañeros. Para profundizar en el nuevo rol de Alonso y en cómo éste repercute sobre el comportamiento de sus compañeros, recomendamos el extraordinario trabajo de los compañeros del blog Ecos del Balón.

La temporada pasada nos brindó hasta cinco enfrentamientos entre F.C.Barcelona y Real Madrid. En ésta, los de Guardiola y Mourinho ya se han visto las caras en la Supercopa de España, pero debido a las fechas en las que esta competición se disputa, nos resultará mucho más útil volver la vista atrás hasta la temporada 2010-11. La primera vez que Pep y Mou se vieron las caras al frente de los dos grandes de la Liga, fue en el 5-0 del Camp Nou. Como evidenció el marcador -y aún más el juego- el Barça fue el absoluto dominador del partido y superó en todo al Madrid. En ese partido, pudimos ver repetida una constante cuando Guardiola se ha enfrentado a Cristiano Ronaldo, como es la doble marca al portugués. Ya sea planteando un doble lateral derecho o -lo más habitual- el apoyo interior de uno de los centrales, Pep siempre ha repetido este planteamiento cuando Ronaldo ha actuado en banda. Formando con la pareja de centrales Piqué-Puyol, siempre ha sido el capitán el encargado de esa doble marca junto al lateral, de manera que el técnico no ha dudado en intercambiar el perfil de los centrales dependiendo de la banda que ocupase Ronaldo, incluso con el partido en marcha.