Dani Alves

Hubo un tiempo en el que se consideraba a Cristiano Ronaldo un jugador de grande ante los pequeños, y pequeño ante los grandes. Hoy ya nadie osaría respaldar tal afirmación. El cuerpo técnico del Barça, no obstante, obviamente jamás se creyó eso. Primero Guardiola y después Vilanova, han preparado sus enfrentamientos ante el siete blanco con planteamientos específicos. En la etapa de Pep Guardiola en el banquillo blanco, fue recurrente la utilización de la doble marca. En ocasiones presentando un doble lateral derecho con Alves en la posición de extremo, otras decantando a Carles Puyol como central al perfil por donde se movía Ronaldo.

Hasta el partido de anoche, los planteamientos de Vilanova tenían en la presencia de dos extremos abiertos, una premisa innegociable. No era un plan para toda la temporada sino algo circunstancial, pues ninguno de los extremos de que dispone Tito responden a la tipología de futbolista de cal. El partido del cambio llegó ayer, y los extremos, hasta ahora compañeros de la línea de banda, centraron su posición un par de metros. En este sentido, ya la disposición de inicio resultaba revelador. Pedro en la derecha y Alexis en la izquierda. El chileno habilitado para la diagonal hacia dentro y el canario, que curiosamente se fija más sobre la cal cuando juega en el perfil zurdo, libre para aparecer entre líneas.

Arranca el proyecto de Tito Vilanova y la puesta de largo será en el estreno liguero, antes de que la semana que viene se dispute la ida de la Supercopa. Como es evidente, poco se puede decir de un equipo que estrena técnico cuando aún no ha disputada ni un solo partido oficial. Si además, como es el caso, falta algún fichaje y el grueso del equipo ha realizado una pretemporada distinta debido a los compromisos con la selección, la empresa toma tintes de osadía. Sin embargo, si podemos aventurarnos a adelantar algunos de los rasgos de la nave de Vilanova, que si bien deberán ponerse en cuarentena y confirmarse con el devenir de la competición, si pueden servirnos como pistas para afrontar el estreno liguero.

Ayer analizábamos el posible planteamiento de Guardiola para medirse al Chelsea, y las opciones de respuesta de Roberto Di Matteo. La defensa a Messi, el papel de Ramires, la posibilidad del trivote, la elección entre Obi Mikel o Essien, la posición de Mata... Sin embargo, no nos ocupamos de una demarcación en el planteamiento blue, la de nueve, sobre la que hablaremos hoy. Fernando Torres o Drogba. Una decisión que definirá la transición ofensiva del conjunto londinense y la respuesta del sistema defensivo azulgrana. Didier y Fernando son diferentes, aunque con ambos el Chelsea utilizará el contraataque como vía para llevar el peligro a la portería de Víctor Valdés. Con el marfileño el camino será el juego directo buscando que el punta baje el esférico y dominar la segunda jugada. Para conseguirlo, Di Matteo buscará situar a muchos hombres cerca del posible rechace. Lampard, Meireles, Ramires y Mata para ganar el balón dividido y pisar área llegando desde atrás. Si el elegido es Fernando, el objetivo será también activar a la segunda línea, pero el camino será distinto. Los desmarques dentro-fuera del español a la espalda de los laterales azulgranas que obliguen a abrirse a los centrales, en un planteamiento similar al de Mourinho en la final de Copa de la pasada temporada con Cristiano Ronaldo ejerciendo de nueve. Abrir el espacio interior para que los jugadores de segunda línea, lanzados, castiguen a un Busquets en inferioridad.

En la recta final, cualquier resbalón equivale a decir adiós a la Liga, y tanto a Barça como a Madrid les está castigando jugar después que su rival. El equipo de Guardiola saltó al terreno de juego conociendo la victoria del conjunto blanco. Sólo les valía ganar. De lo contrario, el clásico de la semana que viene perdería casi toda trascendencia. Esa presión, ese vértigo ante el abismo, se notó tras el gol del Levante. Antes del gol el Barça había estado bien. Llegando con relativa facilidad y creando alguna que otra ocasión de gol. El planteamiento del Levante entregaba las bandas en defensa. Los laterales, Juanfran y Pedro López, defendían estrechos encerrando a la zaga del Levante en el ancho del área grande. Guardiola, no obstante, había salido con el 3-4-3 y dos extremos claramente abiertos en banda. El Levante regalaba las bandas pero el Barça no. Sin embargo, los ataques del Levante sí eran anchos, a tres carriles. Valdo por la derecha, Botelho por la izquierda y Koné por el carril central, castigaban la transición defensiva culé en defensa de tres.

Si en el partido de Liga al Madrid le castigó el hecho de salir a jugarle al Barça de tú a tú, sin plantear el partido como respuesta a los azulgranas y sin atender a la inevitable sentencia a jugar sin el balón a que el equipo de Guardiola somete a todos sus rivales, esta vez Mourinho optó por su cara más conservadora. Sobrevivir al rival y tratar de aprovechar alguna de las oportunidades que brindara el choque. Ya quedaría la vuelta para tratar de llevarse la eliminatoria. La idea es simple: al Barça es más probable superarlo a partido único que a dos partidos, por lo que llevar la eliminatoria a eso no hubiese sido una mala noticia. Reforzar la media con un trivote en el que se incrustaba Pepe, Altintop en el lateral para mantener a Lass en la media, Coentrao para desterrar las imprevisibles concesiones defensivas de Marcelo y arriba la entrada de Higuaín para sumar ese gol "de la nada" que pudiese poner en ventaja al Madrid en la eliminatoria. Todo movimientos que supeditaban la transición ofensiva a la defensiva. Decisiones, cada una de ellas, que ponía un nuevo palo en las ruedas del Madrid a la hora de construir juego, pero que a cambio le permitían un planteamiento y unos nombres, a priori, más eficaces para defenderse del Barça. Mourinho no planteó el partido a discutirle el discurso del partido al Barça, sino a sobrevivir a él. También Guardiola jugó con el formato de la competición, sabiendo que con la vuelta en el Camp Nou, saliendo con un marcador ajustado del feudo blanco, su equipo lo tendría todo de cara para plantarse en semifinales. Así pues Pep volvió a la defensa de cuatro -aunque a lo largo de este texto haremos alguna consideración al respecto importante para analizar el partido- y devolvió el timón a Xavi. Horizontalidad por encima de verticalidad, limitar el intercambio de golpes, menos ataques pero más largos. Defenderse mientras se ataca, que no defenderse atacando.

Llegaba el Madrid sintiéndose superior al Barça. Un inicio de temporada arrollador unido a algunas dudas en los azulgranas, provocaron que para los jugadores del Madrid el partido se viese como la oportunidad de demostrar el cambio de tendencia y demostrar que, ahora, el equipo referencia era el blanco. Seguramente Mourinho supiese que no era así, que ante los de Guardiola el Madrid de la posesión se ve obligado a desnaturalizarse. No obstante, ante unos jugadores hasta hace poco acomplejados por el Barça y que ahora se creían superiores, la recuperación del 1-4-3-3 para jugar "a defenderse", seguramente habría sido un mensaje muy desmoralizador para unos jugadores que ahora si sentían que podían aguantar la mirada al equipo de Guardiola. Mourinho, pues, aceptó enfrentarse al Barça de igual a igual. Quizá porque en su rival todo eran incógnitas: esquema, nombres y posiciones. Si acaso una única concesión, la presencia al lado de Xabi Alonso de Lass Diarra, para sumar trabajo defensivo por detrás de Alonso ante la inferioridad numérica en la media que concedía el 1-4-2-3-1 merengue.

Repasábamos en el anterior post cómo fueron los duelos entre Barça y Madrid de la pasada temporada, deteniéndonos en los aspectos fundamentales de los planteamientos de ambos técnicos y cómo el movimiento de uno de los entrenadores tuvo la respuesta del otro. Así pues, de cara al partido del sábado, no esperamos reencontrarnos con un escenario idéntico al de entonces, tanto por las novedades que tanto Mourinho como Guardiola  puedan introducir específicamente para el clásico, como por las novedades que a lo largo de la temporada han presentado ambos conjuntos con el objetivo de subir el nivel de la pasada temporada. El Real Madrid, para abandonar los problemas que encontró la pasada temporada ante rivales que le cedían el balón y le obligaban a atacar en posicional, ha introducido una serie de cambios buscando imponerse también es estos escenarios. La principal novedad se concentra en Xabi Alonso, quien al inicio de la jugada baja hasta situarse entre centrales, reproduciendo la salida lavolpiana que tantas veces ha intentado implantar Guardiola en su Barça. Alonso, desde esa posición al inicio de la jugada, es quien, no sólo está comandando el juego del equipo, sino de quien depende la posición en el campo de sus compañeros. Para profundizar en el nuevo rol de Alonso y en cómo éste repercute sobre el comportamiento de sus compañeros, recomendamos el extraordinario trabajo de los compañeros del blog Ecos del Balón.

La temporada pasada nos brindó hasta cinco enfrentamientos entre F.C.Barcelona y Real Madrid. En ésta, los de Guardiola y Mourinho ya se han visto las caras en la Supercopa de España, pero debido a las fechas en las que esta competición se disputa, nos resultará mucho más útil volver la vista atrás hasta la temporada 2010-11. La primera vez que Pep y Mou se vieron las caras al frente de los dos grandes de la Liga, fue en el 5-0 del Camp Nou. Como evidenció el marcador -y aún más el juego- el Barça fue el absoluto dominador del partido y superó en todo al Madrid. En ese partido, pudimos ver repetida una constante cuando Guardiola se ha enfrentado a Cristiano Ronaldo, como es la doble marca al portugués. Ya sea planteando un doble lateral derecho o -lo más habitual- el apoyo interior de uno de los centrales, Pep siempre ha repetido este planteamiento cuando Ronaldo ha actuado en banda. Formando con la pareja de centrales Piqué-Puyol, siempre ha sido el capitán el encargado de esa doble marca junto al lateral, de manera que el técnico no ha dudado en intercambiar el perfil de los centrales dependiendo de la banda que ocupase Ronaldo, incluso con el partido en marcha. 

Del último partido de Liga ante el Mallorca seguramente se recuerde antes el hattrick de Leo Messi o la actuación del canterano Isaac Cuenca, pero sin duda, una de las mejores noticias para Guardiola fue el gran partido de Dani Alves. El lateral brasileño es sin lugar a dudas el futbolista más castigado por el 1-3-4-3 que esta temporada está utilizando Guardiola en el que no existe su teórica demarcación natural. Desde En un momento dado, ante las dificultades en el proceso de renovación de su contrato la pasada temporada que apuntaban a una posible salida hacia el Manchester City, creíamos que la hipotética solución de Guardiola a una posible marcha de Alves, más que tratar de substituirlo "hombre por hombre" hubiese pasado por algo más complejo con el objetivo de hallar por otras vías lo que podía ofrecer un lateral tan singular. En ese planteamiento, hubiésemos apostado por el cambio de sistema y la adopción del 1-3-4-3, con 4 medios para equilibrar su participación en la media y extremos bien abiertos para garantizar la amplitud que aporta Dani con su proyección por bandas. No obstante, incluso con Alves el técnico parece dispuesto de llevar a la práctica el plan del 1-3-4-3, y sin la figura del lateral carrilero en el esquema, las soluciones que ha encontrado Guardiola para dar entrada al brasileño han sido dos. Tras el partido ante el Villarreal en el que Alves fue baja y en el cual el Barça estrenó disposición táctica, el primer encuentro en que, con Dani sobre el césped, el equipo formaba con 1-3-4-3 fue frente al Osasuna en el Camp Nou. En esa ocasión la defensa de tres la formaban Mascherano,Puyol y Abidal, por delante Guardiola situó un rombo compuesto por Busquets, Xavi, Cesc y Thiago, y arriba Villa en la izquierda, Messi como falso nueve y Dani Alves ocupando la posición de extremo derecho. El desempeño del brasileño fue excelente pues el planteamiento del rival y la extraordinaria actuación de los jugadores interiores le ofrecieron en el costado los espacios que necesita para desarrollar su juego.